De las victorias culés de esta temporada solo en una se vio a un equipo aguerrido que permitió disfrutar al fanático de algo de carácter por encima del fútbol, en las demás ocasiones siempre estuvo el Barcelona por delante en el marcador antes que su rival, dando a entender la importancia de marcar el primer gol.
Es algo positivo, habla de un equipo que refiere la victoria al dominio del encuentro bien sea con un final de 1-0 o alguna goleada como ante la Real Sociedad, pero siempre con la convicción de salir a buscar el partido y mantener siempre la ventaja que se traduce en tres puntos después del pitido final del árbitro.
Ante el Real Madrid esta estadística resultará clave porque tan cierto es que el club merengue no defiende sólido como que su arsenal ofensivo arrancó enchufado, con un bajón previo al parón de selecciones que parece haberse despojado de fantasmas con el duelo en Champions en la última jornada continental.
Lo primero a tomar en cuenta es que las derrotas y empates de esta campaña han llegado siempre con un gol rival para inaugurar el marcador, lo segundo, que las últimas derrotas ante los merengues también han llegado con la misma fórmula. Viendo las dudas en el fondo, tiene espacio la duda.
No sabe remontar
Tal vez la plantilla no esté diseñada para remontar un partido y por eso las exigencias de Koeman, que se altera en la banda con un fallo de Ansu Fati, un despiste de Mingueza o una mala ubicación de los mediocampistas. La propuesta culé no tiene las herramientas para poder darle vuelta a los partidos.
Busquets puede ser el mejor mediocentro del mundo pero en la selección de España, donde Luis Enrique que le conoce bien le nutre de escudos y protección, ubicándolo casi de líbero más que en la mitad del campo. Solo su visión de juego le permite ser algo ofensivo pero ante lo espeso que se puede poner el equipo suele adelantarse y allí, peca de lento para regresar con el despliegue necesario.
Esos escuderos tienen en De Jong al único capaz de cumplir el rol, tan bueno de armador como de central incluso, pero la labores mixtas le restan plenitud en su oferta, por lo que no será el mejor en ninguno de los roles y terminará divagando tal como ante el Benfica, cuando jugando de central tuvo que aventurarse a darle salida a sus compañeros.
Gavi es un relámpago de fútbol, descaro y valentía, pero eso, fugaz y agresivo como el trueno, con falta de experiencia, galones y jerarquía para mantener muchos momentos del partido que son necesarios ante rivales grandes. Explotar sus bondades como interior es algo magnífico, pero necesita también de protección y sobre todo, que le nutran de balones.
Los dos últimos serán top, el anterior ya es leyenda, pero sabiendo que el mediocampo es la zona más fuerte y equilibrada del club, es probable que en el Camp Nou la propuesta de Koeman sea un tanto reservada pese a la premonición de pitos que esto trae, pero el técnico no quiere despegarse de la competición tan pronto.