AUTOMATISMOS NOCIVOS
La resaca del Barcelona tras el Clásico en el Camp Nou
Publicación:27/10/2021 - 11:10h
Actualización:27/10/2021 - 11:15h
Aunque no todo es negativo, el Barcelona se va con más dolores de cabeza que soluciones del clásico ante el Real Madrid
La resaca del clásico dejó señales evidentes de que muchos dentro del club se equivocan siempre que se hable netamente de fútbol, sabiendo que además estos errores se contraponen entre sí para generar una lucha de egos dentro de la institución, tomando parte muchos bandos culés y al final, con un equipo de noveno en la competición local.
El Barcelona no puede seguir obligando a una plantilla como la que tiene a jugar como la que quiere, porque no es viable ni tangible. Se añora un equipo victorioso hasta cuando perdía por una identidad que estaba marcada en la reunión de jugadores compatibles, compenetrados y que fueron construyendo un proyecto.
No hay un Henry que limpie el campo en velocidad ni un Iniesta que rompa la presión en un pase, mucho menos está Xavi para meter un giro de aquellos que sentaba a cuatro rivales. La nostalgia hace que se compare a Braithwaite con David Villa o Eto´o, algo imposible solo comenzando en el físico.
También la impaciencia que parece comerse las bases de un estadio que también necesitaba cariño. Koeman se equivoca, mucho, pero lo hace más fuera del campo que dentro, porque se le puede llamar excusa al lamento del entrenador por los lesionados, pero el alta médica no es el 100 de posibilidades, hace falta tiempo.
Ansu Fati va para crack y no se puede pedir que con su edad aparezca rompiendo mallas después de un año fuera, varias operaciones y la duda de poder siquiera volver a jugar. Agüero sigue enfrentado al adiós de su gran amigo, que digan lo que digan, fue el primer motivo de su fichaje como culé.
Depay, que llegó dando cátedra, comienza a sentir la resaca física de cargar con todo el peso desde pretemporada, hasta ver como su mejor socio en los primeros compases, Griezmann, se fue igual que Messi.
Se intentó
Y no se puede decir que no hubo criterio, porque Koeman obedece al mandato del 4-3-3 hasta el punto de colocar a Dest de extremo y Mingueza de lateral, olvidándose de Sergi Roberto por el carril diestro para reforzar un mediocampo en el que se extraña mucho a Pedri y también a De Jong, que parece no estar jugando.
Pero justo esa insistencia de los extremos, de la filosofía, de no adaptarse y de un esquema cantado, hace que Dest sea el que tenga un balón clave y obviamente, no lo defina de manera prolija, que sea Agüero el que en el minuto final sí atrape la carnada del mismo que cometió el error, pero ahora con la responsabilidad de mandar un centro y no de rematarlo. Esta resaca, que sirva de catarsis.