El Madrid, a la final tras pasar por encima de un inofensivo City (1-0)

Como un juguete en manos del Real Madrid más serio, así se puede describir la actuación del Manchester City de Manuel Pellegrini que no hizo absolutamente nada este miércoles en el Santiago Bernabéu. Los ingleses, sin ideas y ante la gran ausencia del lesionado David Silva, se dejaron llevar por la motivación y el empuje de un Madrid que se adelantó con un golazo de Gareht Bale y que tuvo varias ocasiones para aumentar una distancia que no se movió.

Desde los primeros minutos del partido se sabía que esta sería una de esas famosas noches mágicas del Bernabéu ante un rival de medio pelo. Y es que los millones gastados durante estos años en el equipo no se vieron sobre el verde, pues el City no creó ninguna clara ocasión de peligro y se mostraron totalmente ignífugos para la defensa rival.

Todo lo contrario de un Real Madrid con Cristiano Ronaldo en el campo (porque lo ponía en la hoja de alineaciones, pues no se le vio a penas) y sobre todo con un motivadísimo Isco Alarcón que marcó el compás del equipo. El malagueño fue el mejor, a diferencia de sus últimos dos meses como jugador blanco, y de sus botas nació el gol de Gareth Bale. Isco vio a Carvajal por la derecha, el lateral abrió para el "expreso de Cardiff" que se fue sin problema de su par y en un medio centro, medio chut, acabó colando por la escuadra de Joe Hart el esférico.

Era el minuto diez y, a pesar de que con este resultado estaban eliminados, poco miedo metieron los de Manchester en el cuerpo madridista. A Pepe le anularon un gol en claro fuera de juego y a Sergio Ramos le perdonaron la amonestación (o expulsión) por un claro codazo sobre Sergio "Kun" Agüero. En el segundo tiempo Luka Modric falló la ocasión más clara de los suyos cuando se quedó solo ante Hart pero creyendo que estaba en fuera de juego remató sin fe.

Y poco más antes de que el colegiado del encuentro señalase el final del partido, salvo los pitos de parte del Santiago Bernabéu que le dedicaron a los suyos hacia el minuto 50 después de que comprobasen que ni uno ni otro conjunto se atacaban. Con un chut lejano de Agüero se murió el partido y se confirmó la repetición de la final del 2014 entre Atlético de Madrid y Real Madrid.