La polémica está servida, y con fundamento. Porque, independientemente de que la jugada del posible penalti de Ramos a Lewandowski era discutible, las manos de Marcelo Vieira en el interior del área de Keylor Navas, cuando la primera mitad ya agonizaba, no fueron señaladas por el árbitro Cüneyt Çakir en una decisión que debería haber sido resuelta con penalti a favor del Bayern Múnich.
Joshua Kimmich recorrió la banda derecha y buscó un centro al interior del área, pero la pelota se topó con la mano de Marcelo, separada del cuerpo, que despejó el balón y desbarató el peligro de manera ilegal, aunque impune.
El colegiado no señaló el penalti ante las protestas de los jugadores del Bayern Múnich, especialmente del propio Kimmich y de James Rodríguez. Unas protestas más que justificadas, como es natural al comprobarse mediante la repetición que efectivamente Marcelo desvió el balón con la mano.
Recordemos además que el Bayern ya había protestado previamente el posible penalti de Ramos sobre Lewandowski, por lo que los bávaros venían 'calientes' a la hora de reclamar al árbitro. A todo esto, hay que tener en cuenta que el partido de ida de la presente eliminatoria tampoco quedó exento de polémica.
El Bayern, también perjudicado en la ida
El Bayern Múnich llegó a reclamar hasta tres posibles penaltis que el árbitro Björn Kuipers no pitó, aunque cabe decir que ninguno de ellos puede considerarse que fuese claro. Dani Carvajal, además, no fue amonestado cuando hizo muchos méritos para ello.
En definitiva, un conjunto de acciones que claramente beneficiaron al Real Madrid en la eliminatoria de semifinales contra el Bayern Múnich, y que sirven también para justificar las palabras de Jupp Heynckes durante la previa del partido de vuelta. Tras el Real Madrid-Bayern, se confirma que los bávaros no tuvieron ninguna suerte con el arbitraje.