El golpe en la mesa del Barça en el Allianz se quedó a medias

No hubo asalto al Allianz Arena. El FC Barcelona nunca ha ganado en Múnich y la mala racha ante los bávaros se prolongará, al menos, un año más. Todo lo bueno que hizo el conjunto dirigido por Xavi Hernández en la primera parte se disipó en cuatro minutos del complemento. Los goles de Lucas Hernández y Leroy Sané sentenciaron a un Barça que falló en la definición ante un rival que sí tuvo pegada y oportunismo.

Los de Julian Nagelsmann se vieron sorprendidos por la presión alta de un Barça que se adueñó del mediocampo con un gran trabajo de recuperación de Sergio Busquets y la sapiencia de Pedri para crear jugadas de peligro. El de Bajamar tuvo la primera clara para los visitantes en el minuto 9, pero Manuel Neuer desvió con el pie un buen remate del canario. Robert Lewandowski tuvo un par muy claras también, pero el '9' no tuvo puntería y entre Upamecano y el portero alemán neutralizaron las amenazas.

En total, los de Xavi lo intentaron hasta en 18 oportunidades en los 90 minutos. No obstante, solo tres remates fueron al arco y ninguno logró vulnerar la resistencia de Neuer. Al Bayern nunca le incomoda jugar al golpe por golpe y logró resistir una primera parte complicada para asestar dos golpes contundentes en el complemento. El tanto de Lucas Hernández sorprendió a la defensa culé en un córner servido por Joshua Kimmich en el que el francés se libró de Marcos Alonso para poner el 1-0 de cabeza.

El tanto dejó tocado anímicamente a un Barça que había regresado del vestuario decidido a seguir controlando el partido y tuvo una clara en el primer minuto con un remate de Raphinha que se marchó por poco. Sin tiempo para reaccionar, Sané aprovechó su velocidad para filtrarse al área y definir con sutileza ante la salida de Ter Stegen. 2-0 en 54 minutos. Un resultado injusto por lo visto hasta entonces, pero también un baño de realismo para los culés.

La ineficacia se paga cara en estos partidos

Con al menos cinco ocasiones claras de gol desperdiciadas, los de Xavi se vieron abajo por dos goles en un parpadeo. El técnico egarense movió el banquillo cuando se cumplía la hora de juego con Ferran Torres y Frenkie de Jong por Raphinha y Gavi, aunque antes que el brasileño parecía que Ousmane Dembélé, de gris partido, era el candidato a salir. Apenas un par de minutos de las variantes, Lewandowski y Pedri inventaron una gran jugada y el mediocentro remató directo a la base del palo. No salía nada.

Eric García reemplazó a Andreas Christensen en el 70' y diez minutos más tarde fue el momento de Ansu Fati y Franck Kessié en lugar de Dembélé y 'Busi', pero no hubo reacción. El Bayern sacó a relucir su experiencia y se refugió en el balón para aguantar el tramo final sin sobresaltos. No hubo golpe sobre la mesa. Sí buenas sensaciones. No obstante, el regreso a Catalunya con las manos vacías deja mucho por evaluar y mejorar. Esto apenas comienza. Hay tiempo para seguir creciendo.