CUESTIÓN DE ACTITUD
La gran diferencia entre Luis Enrique y Ronald Koeman como técnicos del Barça
Publicación:18/02/2021 - 21:38h
Actualización:19/02/2021 - 01:12h
El FC Barcelona ha caído goleado por el PSG en dos ocasiones: 2017 y 2021. La gran diferencia ha sido la actitud de los técnicos después de la derrota
En el fútbol, además de los planteamientos tácticos, alineaciones y todos los aspectos a tomar en cuenta cuando se salta al campo, influye en una gran medida la actitud y mentalidad de los jugadores y cuerpo técnico. En la Champions League, donde el nivel de los equipo es muy superior y las sorpresas están a la orden del día, la mentalidad ganadora es -casi- tan importante como el talento de los futbolistas y las recomendaciones de los entrenadores.
Y si hay algo que ha castigado al FC Barcelona en los últimos años, sobre todo en Europa, ha sido el tema de actitud cuando las cosas no están saliendo bien. Parece que los fantasmas de París, Turín, Roma, Liverpool y Lisboa persiguen al equipo y le dejan en un laberinto sin salida. El Camp Nou ha sido el último escenario en el que el Barça ha sido humillado, nuevamente por el París Saint-Germain, y las sensaciones son más que negativas, no porque el equipo no sea capaz de -otra vez- revertir un marcador complicado, sino por la imagen que han dejado en el campo y, posteriormente, en sala de prensa.
"Un 1-4 normalmente es muy complicado de remontar"
"Un 1-4 normalmente es muy complicado de remontar, te puedo mentir, pero hay muy pocas opciones", dijo Ronald Koeman cuando terminó el encuentro ante el PSG de Mauricio Pochettino en el Camp Nou. El neerlandés confesó que estaba triste y decepcionado, pero que la culpa era suya. Del partido, se le pueden recriminar muchas cosas: los cambios, el sistema defensivo, el inexistente control de la velocidad de Kylian Mbappé (que había dicho en la previa del partido que lo iban a intentar), o la poca capacidad de reacción de los jugadores cuando iban por detrás en el marcador.
Curiosamente, no es la primera vez que Koeman ha mostrado su lado más pesimista, que acusa como realista. A lo largo de este año, aunque el Barça ha conseguido ser más regular en LaLiga, ha dicho en varias oportunidades que es difícil, o casi imposible, alcanzar al Atlético de Madrid en lo más alto de la clasificación, aunque los 'colchoneros' continúan en una dinámica negativa de la que el Barça puede aprovecharse.
Sin duda, hay diferentes formas de asumir un mal resultado cuando aún quedan noventa minutos por disputar (y pelear) y la del entranador culé no es la indicada. Hace casi cuatro años, el FC Barcelona estaba en una situación muy similar, por no decir que prácticamente idéntica. Los culés enfrentaron al PSG en el Parque de los Príncipes y regresaron a Barcelona con un 4-0 a favor de los franceses, un resultado que, en papel, era imposible de remontar.
"Si un equipo como el PSG puede meter cuatro goles, nosotros podemos hacer seis"
En ese momento, el entonces entrenador del club, Luis Enrique, animó a su equipo desde el minuto uno después del pitazo final en la capital francesa. En rueda de prensa, contra todos los pronósticos, firmó que su equipo podía remontar el marcador. "Si un equipo como el PSG puede meter cuatro goles, nosotros podemos hacer seis" y, efectivamente, el Barça superó la eliminatoria con un choque para la historia en el que anotaron seis goles en el Camp Nou.
Falta de actitud, liderazgo, ganas...
En cuatro años, el Barça ha cambiado mucho y, desde entonces, ha sufrido grandes decepciones en Europa que los jugadores no terminan de superar. Desde entonces, también, el cuadro azulgrana ha 'pasado' por cuatro entrenadores: Luis Enrique, en ese momento, Ernesto Valverde, Quique Setién y Ronald Koeman, todos con ideas y planteamientos diferentes que no han terminado de 'devolverle' la gloria al Barça y ganar la Champions League, como lo consiguió 'Lucho' en 2015.
Pero los nombres en el banquillo no ha sido lo único que ha cambiado en Can Barça. El primer equipo, aunque cuenta con jugadores veteranos como Leo Messi, Gerard Piqué, Sergio Busquets o Sergi Roberto, no ha conseguido un líder que motive al equipo y consiga cambiar la actitud pesimista en el vestuario.