El FC Barcelona tenía una oportunidad de oro para concretar su clasificación a los octavos de final de la Champions League, por primera vez desde la 2020/2021. Necesitaban ganar un punto ante el Shakhtar, únicamente. La historia parecía 'sencilla', en papel, pero en la práctica ha sido decepcionante. Un cúmulo de errores, desaciertos y la ausencia de una idea clara de qué hacer, pese a las mil correcciones, dejan a los culés tocados y en el foco. Son muchos los señalados tras la presentación en Hamburgo, pero también en la última semana. 

Robert Lewandowski, liderazgo (y goles) desdibujado

Viene de recuperarse de una lesión y necesita paciencia, pero lleva dos titularidades en las que el aporte ha sido nulo. Contra la Real Sociedad pasó desapercibido y abandonó el terreno de juego, muy pronto, como 'aviso'. Tenía la oportunidad de reivindicarse en Champions League, pero ha sido todo lo contrario. Firmó una actuación muy discutible, sin apenas chutar en todo el partido y ha dado continuidad a su racha de seis partidos sin marcar. El equipo no le está encontrando y colgando centros no se llega a ningún sitio, pero 'Lewy' tampoco está fino a la hora de imponerse a los centrales rivales ni generando él mismo oportunidades. 

Oriol Romeu, sin soluciones en la medular

No ha 'estado' desde que Frenkie de Jong cayó lesionado. Ha perdido la chispa que demostró en sus primeros partidos con la elástica azulgrana y recuerda a los 'peores' momentos de Sergio Busquets con la lentitud que imprime cuando se necesitan transiciones veloces. En el Reale Arena se quedó en el banquillo y volvió a la titularidad en Hamburgo (60' de juego). Sí acertó en lo que a pases se refiere, pero con una 'manía' para ralentizar al Barça que perjudica más de la cuenta. Perdió demasiados balones (6) y no fue capaz de cubrir todo el parámetro que le correspondía. 

Ferran Torres, sin mordida

Se esperaba mucho más de Ferran en las últimas dos presentaciones. A pesar de que es un jugador que se desmarca e intenta dar movilidad en el equipo, su aporte está siendo mínimo y el Barça necesita que traduzca las buenas sensaciones en goles, de manera urgente. Contra el Shakhtar se vio contagiado de la pasividad del equipo y firmó una presentación insuficiente. La reacción tiene que llegarle pronto, porque se enfrenta a tener oportunidades a cuentagotas (nuevamente). 

Joao Félix y una racha preocupante

Contra el Shakhtar, firmó su décimo partido sin poder anotar un gol. A pesar de que toda la responsabilidad no puede recaer únicamente en él, lleva dos partidos en los que ha sido intrascendente. En Alemania partió desde el banquillo, por segunda vez desde que aterrzó en la Ciudad Condal, pero no fue el revulsivo que necesitaban los blaugrana. Más allá de reclamar un penalti, en el que no había nada, el portugués se contagió de la mala dinámica y no ofreció soluciones individuales, una vez más. 

Raphinha, a la espera del 'punch' final 

Como en el caso de Lewandowski, viene de una lesión y ha quedado evidenciado que necesita más ritmo para ser importante, pero en los momentos más exigentes de esta temporada ha demostrado poco o mucho. Es un jugador al que hay que exigirle más, porque está en condiciones de aportar más. Su regreso a la titularidad no fue el esperado, todo lo contrario, y queda muy señalado. Fue víctima de la pasividad y lentitud, pero tampoco se le vio la intención de agitar por la banda. 

Xavi Hernández, en el foco más que nunca

Finalmente, quien sale 'peor' de estos dos partidos es Xavi Hernández. A pesar de que no son decisivos, porque en Donosti se consiguió la victoria y el Barça todavía tiene muchas opciones de clasificar a la Champions League, su planteamiento está en discusión. El equipo no es reconocible, no genera ocasiones... y sufre más de la cuenta un día sí y otro también. Contra el Real Madrid se notaron las carencias en dos jugadas de Jude Bellingham, contra la Real fue un sufrimiento constante y una dejadez preocupante, mientras que frente al Shakhtar se 'sintió' como un despropósito absoluto. Las críticas van directamente a él y tiene que sacudirse antes de que sea tarde. Porque la Champions League no espera.