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Guardiola

NO PUDO DERROTAR A TUCHEL ESTA CAMPAÑA

Guardiola, el maestro que buscará nuevos métodos para volver a dictar cátedra

Publicación:30/05/2021 - 09:17h

Actualización:30/05/2021 - 09:17h

Guardiola se fue cabizbajo tras la derrota ante el Chelsea, que desde la llegada del alemán ha sido criptonyta para el español

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Guardiola llegó nuevamente a una final de Champions, la quimera que le ha sido esquiva desde que salió del Barcelona dejando atrás al mejor del mundo, Messi, el mejor equipo visto en la historia culé, sextete, y una maleta de nostalgia y sin sabor en toda la institución, que a pesar del desgaste con Mourinho, querían a Pep en el equipo.

El Chelsea fue el rival que le dio la bienvenida a la gran final continental. Un equipo que desde que contrató a Tuchel no ha perdido ante Pep, que casi no recibe goles y que fue capaz de desarticular al Atlético y Real Madrid, así como marcar una remontada épica en la Premier con Mount, Pulisic, Werner y Havertz haciendo valer su juventud y talento.

Las exhibiciones de Kanté en las últimas semanas dejaron el mensaje claro para Guardiola: hay que atacar. Si entretienes al francés defendiendo, poco podrá desplazarse. Seguro pensó eso cuando decidió dejar a Fernandinho y Rodri en la banca, buscando que Gundogan y De Bruyne hicieran labores mixtas, concentrados en el ataque.

Foden y Bernardo Silva aparecieron como atacantes de peso junto a Sterling, para jugar sin 9 claro y tres hábiles jugadores en constante movimiento en zona  ofensiva, buscando vulnerar esa rara defensa de tres que forma el Chelsea con Tuchel, simulando cinco zagueros por momentos, pero con mucho orden.

No fue así. Nada salió como quería y tal como dijo en la zona mixta posterior, su equipo estuvo muy estático en el primer tiempo. No quiso quitarle mérito al Chelsea pero al parecer tampoco le dio el que debía, porque no se trata de falta de movilidad por parte de sus jugadores, sino de un funcionamiento quirúrgico de su rival.

Esas conversaciones con servilletas, alguna bebida y el cansancio de la jornada de fin de semana en Alemania no solo sirvieron para forjar una gran amistad deportiva, Tuchel, sin saber, espiaba a Guardiola. No para copiarlo, sino para destruirlo, en el buen sentido de la palabra, porque el alemán ha sabido desarticular cada movimiento del español.

Desde su último año en el Barcelona las cosas han sido iguales. En 2010 ya Mourinho avisó que era vulnerable con su Inter plantado en un contraataque de vértigo y efectividad, Milito estaba volando por entonces y Sneijder era una oda al fútbol en cada movimiento. Se fue a Madrid a confirmar su teoría.

Le costó mucho, pero de a poco lo hizo. Aquel Real Madrid cayó en semis de Champions incluyendo una ante el Barcelona pero no se trataba de eso, el portugués daba elementos tangibles a la teoría del caos que derrumbaba el Big Bang creacionista dejado por Pep en el Barcelona.

Se fue a Alemania, a descansar un poco de la velocidad por las bandas de Mourinho y mejorar su idea. Vaya que lo logró con Robben y Ribery, además de un Lewandowski que atropellaba cualquier rival en días como el de los cinco goles en menos de 15 minutos. Pep se llevó las manos a la cabeza por lo hecho.

Pero el destino fue amargo y de nuevo el Real Madrid desmoronó aquella máquina, aunque esta vez el golpe llegaba en Champions. La copa ha sido esquiva al técnico desde que maravilló al mundo descosiendo al Manchester United con Messi tocando las nubes gracias a su espectacular trabajo táctico.

El camino en la Premier comenzó atropellado cuando se filtró su fichaje en medio de la última temporada con el Bayern. Dejó muestras de su molestia en rueda de prensa y finalmente, se despidió con todo ganado, un nuevo sistema impuesto, ideas mejoradas y evolucionadas, pero sin Champions.

El Manchester City fue catarsis cuando apareció. Tal vez la última parada de camino al Nirvana futbolístico de un genio que es capaz de llamar a las 3 de la mañana para hablar de tácticas, darle indicaciones a un puesto vacío a su lado o molestarse cuando va ganando 7-0 de ser posible, porque un error no es apropiado.

Pero esta temporada, cuando el posible mejor fútbol del Manchester City había aparecido, todo estaba listo para celebrar una nueva Champions de Guardiola, el regreso del genio a la gloria máxima en Europa a nivel de clubes. Pero no se pudo y Pep se vio vencido, conmovido, tocado por esta derrota. Tal como en su último año en Barcelona, parecido a su último año en Múnich.

Mahrez también estuvo en el encuentro, tal vez algunos lo olvidaron, pero jugó el partido completo como extremo de un mediapunta falso que fue De Bruyne, con Sterling en la otra esquina. Detrás Bernardo Silva y Foden simulaban la promesa del buen juego, de los pases que rompen líneas, con Gundogan atento a cualquier ataque azul.

Walker, Stones, Dias y Zinchenko tomaron la batuta defensiva, con Ederson de francotirador a sus espaldas, atento a cualquier avanzada enemiga. Pero no bastó, aunque en justicia de los ciudadanos vale aclarar que no hubo un asedio del Chelsea, que sí se acercó y bien pero Werner dejó la mirilla en Londres. Ya le molestaban las vuvuzelas y eso paró el fichaje al Real Madrid en su momento. La presencia del público tal vez lo incomodó.

Visto desde la costumbre, se podría decir que Pep traicionó a Guardiola. La constante de inventar, creó el invento de no hacerlo. Suena tan complicado como descifrar el cerebro de este genio, pero así fue. El Cancelo de lateral e interior que enamoraba en Inglaterra, no jugó, como tampoco el Ferran inatrapable que se hinchó de goles y buenas actuaciones últimamente. Fernandinho y Rodri, esos que parecían rocosos pero dejaban sinfonía en cada cobertura, no jugaron.

Se lesionó De Bruyne, pero tan extraño fue todo, tan poco predecible, tan sencillo que nadie se lo esperaba, que incluso la salida del belga permitió mejorar al Manchester City, que salió sin 9 en el campo y terminó con Gabriel Jesús y Agüero jugando juntos.

Guardiola fue tan “simple” que es sumamente difícil entender lo que pasó. Cuatro defensores que simplemente ocuparon sus puestos, mediocampistas en sus labores tradicionales y atacantes en su posición recomendada. Nada nuevo, nada innovador o dominador. Tuchel no se lo esperaba y aunque le salió bien, terminó en un toma y dame incomprensible ante la sencillez de su rival.

Sí, se ve parecido a los finales anteriores, pero por las palabras de Pep, las ofertas disponibles, la pandemia mundial y la situación del Barcelona, es un 99.9% seguro verlo al menos una campaña más en el City. Tal vez más, tal vez ni vuelva al Camp Nou a entrenar, pero la 21/22 comenzará con Pep en el banquillo del Etihad.

Guardiola perdió por primera vez una final de Champions, la primera del City además, pero deja una semilla en el club y en el fútbol inglés que serpa muy importante, que fortalecerá a una de las mejores generaciones del fútbol inglés en la historia y que la próxima temporada, seguramente veremos más fuerte. El fútbol da revancha, eso es seguro.