Los partidos que tienen nombre y apellidos suelen ser para los grandes triunfadores, pero en ocasiones también toman protagonismo los que los disputaron como villanos. Su huella, para su desgracia, quedará para siempre en la historia, y es lo que lo ocurrió en el Olímpico de Kiev a Loris Karius. El guardameta alemán elevó al Real Madrid a costa de enterrar a su propio Liverpool.
Es cierto que el germano tuvo alguna intervención de mérito a lo largo de los 90 minutos, pero cuesta demasiado no mirar al 51 y al 83. Si determinante fue la acción que dejó a Mohamed Salah lesionado, también lo fueron sus errores, que primero con 0-0 en el marcador y después con 2-1 fueron demasiado para los suyos. Incluso su carrera puede quedar marcada.
Porque a pesar de que se busque disculpa y se pidiera una falta que no existió, no hay imaginación suficiente para encontrar lo que se le pasó por la cabeza cuando tenía a Karim Benzema al lado, y tiró un pase con la mano que el francés apenas tuvo que cortar con su pie. Pudo sacar el cuero por arriba, o hacia el otro lado, pero su falta de atención fue un tiro en el pie para los 'reds'.
No tardo ni cinco minutos en reconfortar Sadio Mané a su compañero, pero después de un golazo de Gareth Bale, Karius reventó la igualada con otro fallo de los que no se olvidan. El galés, disparó con potencia desde la distancia, y en su intento de blocar o despejar, el cancerbero no impactó bien con la bola, que resbaló y volvió a besar las redes. 3-1 y todo vendido, porque el último intento fue en vano.
La afición del Liverpool no dejó solo a Karius
Aunque la Champions pondrá rumbo a la capital de España, el Liverpool volvió a quedar señalado como un club de los que ya no existen, con un comportamiento caballero y de saber perder que hace mayor su gesta en el torneo. Fueron los madridistas los que consolaron a los jugadores y al guardameta, que lloraba abandonado en su rincón, pero lo que ocurrió después es digno de mención.
Se levantó Karius del suelo y, todavía con lágrimas en los ojos, fue dando la vuelta al terreno de juego pidiendo disculpas, mientras sus seguidores recompensaban su arrepentimiento con aplausos. El trago de esta noche será dificilísimo de superar, pero con una afición así está claro que 'nunca caminará solo'.