El Barça inició el segundo tiempo con 1-4 en el marcador a favor del Bayern, y lo cierto es que los bávaros estuvieron a punto de anotar el 1-5 si no hubiese sido por un fuera de juego de pocos centímetros. Pese a todo, los culés sacaron algo de orgullo y, en una jugada aislada en el minuto 57, Luis Suárez recibió un balón en carrera en los aledaños del área rival.
Amagó el disparo con un recorte genial y se plantó delante de Manuel Neuer, con toda la portería a favor. Luis Suárez marcó el 2-4 y recogió rápidamente el balón de las redes para marcharse de nuevo hacia el centro del campo. En esos momentos, el Barça aún tenía alguna esperanza de remontada, guiado por un Luis Suárez y un Leo Messi demasiado solos en ataque.
Poco tardó en esfumarse. A los seis minutos, en el 63, Kimmich remató los ánimos culés y los tiró por la borda, provocando un hundimiento final que llegaría con tres dianas más a partir del 80. Lewandowski y Coutinho, por partida doble, amargaron aún más la noche y la convirtieron en una pesadilla histórica, de aquellas que se recordarán por los tiempos de los tiempos.
Quizá el gol de Luis Suárez nunca debió haber llegado, porque dio a los culés unas ligeras esperanzas que, cuando se fueron, dejaron a los jugadores como unos fantasmas sobre el terreno de juego. Sin alma, transparentes y traspasados por los futbolistas del Bayern una y otra vez. Como si fueran de humo.
El FC Barcelona no fue ni la sombra de lo que un día fue, los goles fueron cayendo uno tras otro y a Luis Suárez el único consuelo que le quedará es que, por fin, marcó con el Barça lejos del Camp Nou en Champions League. No lo hacía desde 2015, cuando lo hizo en el Olímpico ante la Roma, en fase de grupos.
Llega la hora de tomar decisiones
Sea como sea, todos los integrantes del FC Barcelona, de todos los estamentos, deberán reflexionar y mucho en los próximos días. Hay que tomar decisiones clave para el futuro del club, a falta de un año para las elecciones a la presidencia. ¿Acaso se avanzarán? Lo sabremos en cuestión de días.