La Champions League está oficialmente de regreso, y ha vuelto con muchas sorpresas. A pesar de que las distancias son muy cortas y serán los partidos de vuelta los que decidan, las dos primeras 'víctimas' de los octavos de final golpearon en casa a los teóricos favoritos. En España, el Atlético de Madrid doblegó al todopoderoso Liverpool (1-0), y en Alemania, el Borussia Dortmund le amargó la noche al PSG (2-1).
La decepción es enorme en Francia porque, un año más, la eliminación temprana ronda a su mejor representante. Lleva ya tres años sin superar, precisamente, la frontera en la que se ha convertido esta ronda, y ya importa poco si el adversario es complicado, como Real Madrid o FC Barcelona, o más 'asequible', como un Manchester United en horas bajas o el conjunto que dirige Lucien Favre, tan brillante como irregular.
El problema es que todos los millones invertidos apenas sirven para reinar en las competiciones domésticas, un balance escaso para un club que aspira a dominar en Europa y cuyo nivel de gasto supera de largo el millar de 'kilos'. Salvo algún despiste puntual, los capitalinos no tienen un oponente firme ni en la Ligue 1 ni en las copas francesas, pero cualquiera se le hace grande cuando llegan las citas internacionales.
A la hora de la verdad, a los fichajes caros y a los baratos les tiemblan las piernas en los momentos menos adecuados. Será experiencia, juventud, o falta de competitividad en el país, pero no es normal que una plantilla plagada de estrellas que mete miedo en la fase de grupos y llega en forma a las eliminatorias tropiece siempre con la misma piedra. Nasser Al-Khelaïfi aprieta, pero los suyos se disuelven como un azucarillo.
Esta vez hay cierto margen para la reacción, pero los precedentes no acompañan y el proyecto vuelve a estar tocado. El PSG hace todas las preguntas pero no encuentra las respuestas, aunque le queda un argumento a favor que es el mejor que puede jugar en estas circunstancias. Si el Parque de los Príncipes no le salva, tocará hacer borrón y cuenta nueva por enésima vez. Y podrían producirse cambios sonados en París.
El PSG sigue poniendo en juego el futuro de sus estrellas
El disgusto para el PSG aumenta, y más cuando sabe que está poniendo en juego el futuro de sus estrellas. Además de incorporaciones a medio cerrar como la del prestado Mauro Icardi, que todavía pertenece al Inter de Milán, las miradas se centran en Neymar y Kylian Mbappé, que desean convertirse en los mejores del mundo y tienen ofertas de otros grandes. Cada derrota de los 'bleus' le deja un paso más lejos de sus cracks.