"Papi, ¿otra vez te vas al gol?", le preguntará su hijo Thiago antes de que ponga rumbo al Camp Nou. Leo Messi contestará con una amplia sonrisa que sí, que por supuesto que sí. El mejor jugador del mundo y leyenda sempiterna del FC Barcelona volverá a alzar el vuelo este miércoles en el santuario azulgrana, alumbrando con relámpagos de magia el camino de la remontada.
El Paris Saint-Germain sólo será una víctima más, un contrincante que se salvó del rey del fútbol en el Parque de Los Príncipes, pero que deberá soportar la voluntad ganadora de un argentino que no se marchará del Camp Nou sin recuperar su corona. ¿Y qué mejor escenario que una vuelta de octavos de final de Champions League... A priori irremontable?
Al ángel de la guarda del barcelonismo le van los retos históricos, y está decidido a arrancarse una pluma, sumergirla levemente en el tintero y volver a escribir una de las páginas más gloriosas del club. Y ese ángel de la guarda está en llamas desde hace meses. 23 goles en Liga que le alzan como "Pichichi" y Bota de Oro provisional, sin contar las asistencias y las ráfagas de juego vertiginoso con las que es capaz de quemar los partidos.
Nadie podrá contener el talento de un genio
No podrán contenerle. Leo Messi está más motivado que nunca para fraguar la remontada del FC Barcelona frente al PSG, y cuando ese estado anímico invade el espíritu de un artista es complicado que de ahí no salga otra cosa que una obra de arte.
Con Messi, no es posible. Con Messi, es probable. Porque no hay retos imposibles para quien lleva años demostrando que no tiene techo, que todavía nadie ha volado tan alto como él como para poder construirlo. El "10" está instalado en el éxito al igual que el FC Barcelona, en una relación de causa-efecto que se prevé imparable hasta que decida colgar las botas. No lo hagas nunca, Leo. Y quema al PSG.