La clasificación del FC Barcelona a los cuartos de final de la UEFA Champions League supuso un bálsamo deportivo y financiero para el club. En lo económico, los 10.6 millones de euros que UEFA abonará por superar los octavos dan oxígeno a la directiva de cara al verano, si bien aún hay muchas cuentas por cuadrar. De igual modo, la victoria ante el Nápoles confirma el buen momento del equipo desde el anuncio de la salida de Xavi Hernández y libera una enorme presión de cara al tramo final de la 2023/24.
En ese sentido, los jugadores se ven en condiciones físicas, mentales y futbolísticas de llegar, al menos, a semifinales en una Champions que tendrá a varios 'cocos' en el próximo sorteo. A pesar de los malos resultados recientes ante clubes como Bayern Múnich o Paris Saint-Germain, el equipo confía en sacar los resultados necesarios para superar esta fase por primera vez desde 2019. Incluso, bávaros y galos serían los rivales predilectos de un Barça que puede cruzarse con cualquiera de los siete clasificados.
La final de Wembley no luce imposible para el Barça
Si bien los sorteos de cuartos y 'semis' pueden deparar cruces durísimos, la plantilla se ve en condiciones de luchar por un cupo en la final de Wembley, un estadio donde el Barça ya levantó dos 'orejonas' (1992, 2011). Para los de Xavi, superar la eliminatoria de octavos supuso librarse de una enorme presión y, a partir de ahora, todo es ganancia después de cumplir con una de las obligaciones fijadas al comienzo de temporada.
Después de dos años para el olvido en Europa, el Barça ve una posibilidad inmejorable para recuperar el prestigio europeo y el equipo trabajará a tope para llegar a los cuartos en la mejor forma posible. El parón internacional a finales de marzo luce como una amenaza con respecto a posibles lesiones, pero también da al cuerpo técnico un respiro para encarar el tramo final de la temporada. Regresar a una final de Champions ya no parece una utopía para los jugadores y la afición también comienza a creer en ello.