La victoria del Barcelona frente al Dynamo Kiev (2-1), a pesar de colocarlos muy bien encaminados a clasificarse para los octavos de final de la Liga de Campeones, ha dejado un mar de dudas para Ronald Koeman en la defensa, debido a las graves deficiencias que el equipo mostró a la hora de presionar y retroceder. Sin embargo, se dio algo que no había sucedido en los últimos encuentros del club culé: el cuerpo arbitral, de la mano del principal Michael Oliver, y el VAR, fueron justos con los de casa.

En el comienzo del partido el equipo azulgrana se vio muy protagonista en la zona ofensiva, actitud que los pondrían arriba en el tanteador en el minuto 5', después de que el astro argentino, Lionel Messi, recibiera una falta muy evidente en el área. El mismo delantero sería el encargado cambiarlo por gol, al patear con mucha potencia a la izquierda del joven guardameta ucraniano, Ruslan Neshcheret.

Sin embargo, la tónica del encuentro cambiaría muy rápido, pues el Dynamo logró, en más de una oportunidad, inquietar el arco de Ter Stegen, gracias a contragolpes muy veloces y con pases al vacío que los extremos Gerson Rodrigues y Viktor Tsygankov sabrían aprovechar; ataques que dejaban en evidencia los problemas en la retaguardia culé

Este fue un partido muy tranquilo para el VAR y para el principal Michael Oliver, pues ambos conjuntos se dedicaron a jugar y no cometieron muchas infracciones innecesarias. No obstante, para el comienzo del segundo tiempo el colegiado sería protagonista en una jugada que pudo significar el empate para el Dynamo, cuando los ucranianos marcaron la igualdad en un tiro de esquina, pero se señaló que la pelota había salido por la línea de fondo. Esta decisión sería muy controvertida, ya que no se logró apreciar en ninguna de las imágenes televisivas que la esfera saliera claramente.

Sin excusas

Durante este encuentro los azulgranas no tuvieron que reprocharle nada al árbitro, pero los que sí deben recibir muchas observaciones son los mismos futbolistas blaugranas, pues durante los 90 minutos, el rostro del entrenador neerlandés mostraba un descontento absoluto con sus dirigidos por la falta de concentración a la hora de presionar, las falencias en la defensa y las pocas coberturas que hacían ciertos jugadores. Todas estas carencias hacen vislumbrar las grandes complicaciones que pueden llegar a presentársele al Barcelona si el rival es uno de mucha mayor envergadura.