Tercera semifinales seguidas para el Real Madrid, que sabe muy bien lo que es dominar en la Champions League y que firmó una eliminatoria solvente contra el Chelsea para superar la ronda un año más y soñar con la decimoquinta. Pese a la buena intención de los 'blues' en gran tramo del partido, un doblete de Rodrygo Goes silenció al Stamford Bridge para confrmar el pase de la Casa Blanca.
El Real Madrid llegó al Stamford Bridge con una ventaja inmejorable de por dos goles a cero, pero con el recuerdo reciente, de la Champions League pasada, en la que casi se queda sin boleto a las semifinales teniendo una diferencia idéntica en la eliminatoria. No podían cometer los mismos errores ni confiarse, sobre todo porque a pesar de que el Chelsea no es el equipo más trabajado de Europa (y está lejos de serlo), tiene demasiado talento individual e iban a buscar meterse en la eliminatoria pronto.
Carlo Ancelotti, por ello, decidió premiar a los mismos once futbolistas que se llevaron el triunfo hace una semana en el Santiago Bernabéu, con una disposición bastante ofensiva para intentar controlar el balón desde los primeros minutos, pero la intensidad y bloque alto de los 'blues' les llevó a dar un paso atrás y buscar cuidarse las espaldas. Frank Lampard encontró la fórmula para poder adelantarse por los costados, sobre todo en el duelo Reece James-Camavinga que comenzó ganando el inglés, y rodeando a Kai Havertz para que no estuviese solo, como en ocasiones pasada. La propuesta fue mucho mejor que en Madrid, pero en frente tenían a un viejo amigo: Thibaut Courtois.
Courtois, el protagonista de siempre
Y es que, aunque el Madrid no ofreció su mejor versión en los primeros 45 minutos, demostró que puede generar peligro con muy poco y que, también, sabe sacudirse de la presión. Por la solvencia de los centrales y también por la presencia de un Courtois que, como en la ida, se vistió de héroe para salvar a los suyos. La receta de cada partido, que permitió frenar a los locales porque, más allá de un disparo de Rodrygo al poste y otro de Luka Modric que frenó Kepa, así como las internadas de Vinicius, fue el Chelsea el que más propuso.
Kanté o Havertz probaron suerte, pero fue Cucurella el que tuvo la ocasión más clara para poner el 1-0 antes del descanso después de cazar el balón, solo, en el segundo palo. Mandó un gran disparo, pero Courtois le desesperó con un atajadón imperial para evitar que su exequipo se metiera en la eliminatoria. Respondió a los pitos de la grada con paradón y, también, besándose el escudo madridista.
Lo que desaprovecha el Chelsea, no lo falla el Madrid
Como terminó la primera parte, comenzó la segunda. El Chelsea estaba convencido de que podía sorprender al Madrid y estuvo muy cerca en un par de ocasiones... pero sin acierto en los últimos metros. Kanté volvió a errar en su definición y Kai Havertz dejó un remate flojísimo que cazó sin problemas Courtois. Allí, los de Lampard entendieron algo: si no aprovechas lo que tienes, luego el Madrid te mata.
Y así pasó, con la combinación brasileña que cada vez es más eficiente. Rodrygo recibió un pase filtrado por la banda para ganarle la carrera a Chalobah y mandar un buen centro que cayó en las botas de Vinicius Jr, quien le devolvió el balón para que el '20' definiera a su antojo y, como pasó hace un año pero en Madrid, diera el paso firme a las semifinales. Había sido la primera de los de Ancelotti.
De los intentos del Chelsea al a resistencia madridista
Con el marcador en contra, los de Lampard no se dieron por vencido, pero sabían que era muy cuesta arriba y que el Madrid iba a encerrarse a defender (el cambio de Benzema por Tchouameni lo dejó claro), pero entre un disparo de Enzo Fernández y otro de Reece James, el Chelsea se mantuvo con esperanzas, pero sin la sensación de que les 'alcanzaba' para imponerse en su campo.
Mientras los londinenses intentaban meterse en el partido, una gran jugada de los madridistas sentenció la eliminatoria de manera definitiva: Vinicius envió un pase atrás para la entrada de un Fede Valverde que sorteó a dos rivales para dejar a Rodrygo en boca de gol, regalándole un doblete a puerta vacía... La sentencia final de un Madrid que siempre sale solvente en la Champions.