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Arturo Vidal y Griezmann, cabizbajos tras la goleada del Bayern

UN BARÇA DE PAPEL

¿Son profesionales? Una vergüenza histórica que la afición del Barça nunca olvidará

Publicación:14/08/2020 - 23:35h

Actualización:15/08/2020 - 00:13h

Tras el 2-5, el Barça se dejó ir. Algo que un equipo profesional nunca puede hacer, y menos contra el gran candidato a ganar esta Champions. El 2-8 definitivo significa un fin de ciclo

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Se puede perder de muchas maneras. Así, jamás. Jamás si vistes la camiseta de un club con tanta historia como el FC Barcelona. No se puede manchar así. No se puede tirar por la borda, en noventa minutos, parte del prestigio que los colores azul y grana se han ganado a pulso durante décadas. Más de 100 años.

Este viernes, los jugadores del FC Barcelona se hicieron invisibles y dejaron que el Bayern Múnich, otra gran potencia y el gran candidato a levantar este título de Champions League, violara su propio orgullo y el de millones de barcelonistas. No puede ser que profesionales que lo han ganado todo, que se han labrado una carrera tan exitosa, se dejen mancillar así. Ni siquiera contra el mejor Bayern de los últimos años.

El FC Barcelona se hundió como el Titanic y reflejó un fin de ciclo que, ahora sí, ya es definitivo. Las palabras del propio Gerard Piqué, el único que salió a dar la cara justo después de la hecatombe, evidenciaron la derrota moral y anímica de unos jugadores ya sin alma; fantasmas de lo que fueron en su día, e impotentes por no poder acercarse siquiera al nivel con el que fueron capaces de enamorar.

No se puede perder 2-8 en Champions League. En ninguna competición, pero en Europa menos. Está prohibido. El de este viernes no era un partido de solteros contra casados (aunque lo pareciera), eran unos cuartos de final de la Liga de Campeones en los que el Barça ni se presentó. El 2-4 de Luis Suárez quizá nunca debió llegar, porque dio a los culés unas esperanzas que, cuando se esfumaron con el 2-5, se llevaron la poca sangre y fe que quedaba.

Y así, en los últimos minutos, un Barça derrotado anímica y físicamente, arrastrándose por el campo, vio cómo el Bayern Múnich anotaba tres dianas más. Las dianas de la vergüenza, las que distinguen una goleada de una humillación histórica.

Y lo peor de todo es que las dos últimas, señoras y señores, fueron marcadas por un jugador cedido por el FC Barcelona: Philippe Coutinho. No es un futbolista cualquiera, no, sino el fichaje más caro de la historia del club, que no sólo fue un fracaso sino que además ha contribuido a echar al Barça de la Champions... De la forma más estrepitosa posible.

Después de la humillación, toca tomar decisiones

¿Qué hay que hacer después de noches así? ¿Reflexionar? ¿No tomar decisiones en caliente? Uno nunca acierta a saber qué es lo correcto y qué no. Lo que está claro, como bien ha dicho Piqué, es que el FC Barcelona necesita muchos cambios y en todas las facetas, no sólo en el banquillo y la plantilla. Cambios estructurales, que lo conviertan de nuevo en una potencia digna no de competir por la Champions, sino de jugarla.

Porque este viernes, ninguno de los jugadores culés pareció profesional. Sólo en unos minutos concretos. Durante el resto del partido, la vergüenza ajena se apoderó de los millones de barcelonistas que, a su pesar, presenciaron en vivo el partido. Una película de terror para tener pesadillas por los tiempos de los tiempos. Y que jamás de los jamases, por desgracia, caerá en el olvido. Al menos... Que sirva para algo.

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