Ahora sí, Valverde confía en la Masia para el primer equipo

La que empezó hace un mes es la tercera temporada de Ernesto Valverde como técnico del primer equipo del FC Barcelona. Desde que llegó, consiguió ganar títulos, aunque muchas de sus decisiones fueron cuestionadas. Especialmente la poca confianza que tuvo desde un inicio en los jugadores de la Masia, a los que no daba demasiada bola. 

Jugadores como Juan Miranda y Chumi fueron probados por el técnico extremeño, pero a la hora de la verdad no tuvieron oportunidades. No obstante, esta campaña el 'Txingurri' ha encontrado dos razones de peso para confiar en el talento de las categorías inferiores del FC Barcelona. Dos razones con nombre propio: Carles Pérez y Ansu Fati.

De hecho, tanto el catalán como el africano son dos de los futbolistas que más minutos han tenido en la presente temporada. Carles Pérez, con un total de 272 minutos, es el noveno futbolista que más ha jugado de la plantilla, mientras que Ansu Fati ocupa la undécima posición con 116.

Es cierto que las bajas en la delantera del FC Barcelona han propiciado que ambos tengan oportunidades, pero lo cierto es que los dos se han ganado a pulso el derecho a seguir jugando incluso cuando se recuperen Leo Messi y Ousmane Dembélé. El talento natural mostrado por ambos ilusiona al barcelonismo y, además, es un descanso para Valverde, que ha encontrado a dos jugadores de garantías.

La Masia gana fuerza

El talento de la Masia ha aparecido cuando más se le necesitaba: ante una plaga de lesiones en la delantera. Carles Pérez, que ya destacó en la pretemporada, sigue dejando grandes sensaciones durante este inicio de Liga y sus 21 años no son impedimento para mostrar descaro a la hora de encarar o de asociarse con sus compañeros.

Por otro lado, Ansu Fati ha caído como un regalo del cielo después de que la 'operación Neymar' fracasara. Ha marcado dos goles y ha repartido una asistencia en los tres partidos que ha jugado, dos de ellos como suplente. Pero los números no son lo mejor que el de Guinea Bissau ha ofrecido, sino una sensación de que cada vez que toca el balón algo mágico está por pasar.