El 0-0 de la primera parte en la final de Copa del Rey entre Barcelona y Athletic de Bilbao es tan circunstancial como las otras 30 ocasiones en las que el equipo culé se ha topado con los postes durante la temporada, tal como al minuto 5 Frenkie De Jong, con disparo raso dentro dentro del àrea que terminó estrellándose en la madera y evitó que se adelantara el conjunto de Koeman, favorito para este duelo ante los bilbainos.
Pero no ha sido solo en este juego que las cosas se ven truncadas por el poste contrario, ya que hasta 30 veces el Barcelona se ha cruzado con la madera en la temporada y los puntos que se han dejado han sido vitales, así como también las complicaciones que terminan apareciendo en partidos complicados por no lograr definir las llegadas que suelen tener, normalmente muchas y al margen de Messi, cuesta embocarla.
El argentino sigue siendo el pichichi de la competición y se separa un poco de sus compañeros, sobresaliente de cara al arco incluso con registros por debajo de lo habitual en comparación a sus temporadas anteriores. En este juego, el fantasma de la puntería apareció de nuevo y obligó a Koeman a irse al vestuario con un empate complicado sin goles, con un Athletic que ha demostrado no necesitar mucho para levantar un partido, además de lo complicados que suelen ser sin importar el motivo, imaginen una final de Copa del Rey.
Ya en el Clásico fue el poste el principal enemigo, que fuera de lo inmenso que lució Courtois, quedó derrotado en el suelo justo al final del encuentro con el remate agresivo que envió Ilaix al poste superior, ante la mirada nerviosa de todos los merengues que vieron escaparse dos puntos por breves instantes. Al final, terminó por escaparse una nueva oportunidad para los culés gracias a los postes.
Falta pólvora
La falta de un delantero claro hace que Messi sea al menos el 70% de la maquinario ofensiva para Koeman, que ha visto golear a casi todos sus jugadores habitualmente titulares, además de ser dominantes en cada encuentro hasta cuando pierden, pero no logran demostrarlo en el marcador cuando es necesario marcar uno más. El gol average en la tabla habla de un equipo muy ofensivo, pero con goleadas un tanto obvias.
Y no por fáciles, sino porque el Barcelona golea en muchas oportunidades pero no termina de ganar los partidos, con marcadores de 3-0 o 6-1, pero en contraparte cae ante rivales por 2-1 o 1-0 y es en este tipo de encuentros en los que hacen falta los goles y terminan viéndose más los postes.