Todo el esfuerzo de las últimas semanas, y de la temporada 2019-20 en general, no ha sido suficiente. El FC Barcelona remó hasta el final en sus aspiraciones de ascender a Segunda División, pero murió en la orilla a manos de un Sabadell que fue superior en casi todas las facetas del juego, tanto en la primera mitad como en la segunda, con un inicio fulgurante de ambas.
Los de García Pimienta dispusieron de algunas ocasiones claras de gol, pero contadas. El Sabadell pudo marcar varios goles en el primer tiempo, y si no lo hizo fue por la falta de puntería, alguna buena parada de Iñaki Peña y alguna decisión polémica del árbitro, que no pitó un penalti a favor del conjunto arlequinado. El cansancio físico y mental hizo mella en el filial, que no aguantó el tirón del Sabadell en el segundo acto.
Tras el 1-0 con el que se llegó al descanso gracias a un gol aislado de Monchu, con un centro a balón parado que nadie llegó a tocar antes de colarse en la portería, la segunda mitad evidenció las carencias de un Barça B demasiado inocente atrás y poco contundente arriba. El dominio del balón no bastó ante un rival más potente físicamente, y que aportó una mayor intensidad que los culés.
Después de los dos goles del Sabadell en la segunda mitad, obra de Aleix Coch (remate a la salida de un córner) y de Néstor Querol (toque sutil por encima de Iñaki Peña, que salió mal a tapar espacios) tampoco ayudó la lesión de Ronald Araújo en el tramo final del encuentro, en una jugada en la que el Barça B llegó a reclamar penalti a favor. La repetición mostró cómo el central uruguayo se dobló el tobillo y, aunque intentó probarse durante los minutos posteriores, no pudo continuar justo después de que el Barça B encajase el segundo tanto.
La esperanza efímera del gol anulado a Akieme
En el minuto 85 pareció que el filial resucitaba. Una gran progresión por la banda derecha de Dani Morer terminó con un centro al área que, tras algunos rebotes, Akieme acabó enviando al fondo de las mallas. Sin embargo, el árbitro ya había anulado la jugada por fuera de juego previo de uno de los delanteros culés, que participó en la jugada a pesar de no tocar el balón.
El Sabadell perdió algo de tiempo con los cambios y con los problemas físicos de algunos de sus jugadores, ralentizando el juego y cortando los acercamientos del Barça B con faltas. El juego trabado, los nervios y el cansancio acumulado perjudicaron a un filial, el de García Pimienta, al que no le llegaron las fuerzas para empatar antes del pitido final. Euforia en el Sabadell y lágrimas en el Barça B.