La reciente victoria del FC Barcelona cambia totalmente el panorama de una Liga que hace algunas semanas parecía prácticamente sentenciada con un Atlético de Madrid que se encontraba lejos en la cima con más de diez puntos de diferencia sobre sus dos competidores más cercanos.
Fue Dembélé el ‘elegido’ para cambiar lo que pudo terminar como una decepción similar a la del partido ante el Cádiz, el único compromiso liguero del año en el que los de Koeman no han podido sumar los tres puntos. Ahora los azulgranas dependen de sí mismos para terminar la temporada con uno o dos títulos
Su gol llegó como una bocanada de oxígeno para un Barça en un partido que, según Ronald Koeman, carecía de ideas. Pudo más la garra que la cabeza fría y los argumentos netamente futbolísticos en un equipo que mantiene sus ansias por un título y una esperanza que continúa viva.
El Barça evitó una decepción
En el banquillo fue posible apreciar a un Koeman desesperado ante lo que veía sobre el césped: un Barcelona afrontando dificultades que ya parecían superadas con un Valladolid manejando los tiempos del encuentro, y por el desempeño del colegiado, que parecía hacer caso omiso ante algunas infracciones.
Específicamente, las jugadas de recuperación del balón dejaron en evidencia los problemas del Barça, que los vallisoletanos aprovecharon mediante la velocidad. Como ya indicaba Koeman, una de las razones habría sido la interrupción por los compromisos de varios jugadores con sus selecciones nacionales.
Incluso Messi era consciente de las carencias del equipo: “Hay que meter una marcha más, hay que darle más ritmo, esto hay que sacarlo como sea”, aunque posteriormente se logró el resultado idóneo para continuar en carrera por LaLiga, con la obligación de mejorar para el Clásico.