Si la derrota del FC Barcelona ante el Cádiz no es una llamada urgente para tomar acción, entonces nada puede cambiar al equipo. El Barça mostró sus peores debilidades y regresaron los fantasmas que los culés arrastran desde hace un par de años. Si no se consigue una solución inmediata, la lucha por los títulos será muy cuesta arriba, sino es que imposible. Los registros en esta temporada, en LaLiga, son catastróficos y hay que remontarse hasta la campaña de 1987-1988 para encontrar números más alarmantes.
El Barça ocupa actualmente la novena posición de la clasificación, a doce puntos del líder. En diez enfrentamientos, ha registrado cuatro victorias, dos empates y cuatro derrotas, números que históricamente no son comunes para los catalanes. En el curso pasado, con Ernesto Valverde y Quique Setién en el banquillo, se registraron (en las 38 jornadas) seis derrotas en total. Ahora, con apenas diez fechas, la situación es más que alarmante, porque el equipo se ha dejado 16 puntos en el camino.
La posición en la tabla es tan preocupante como lo es el desempeño del equipo. Ante el Cádiz, Alavés o Atlético de Madrid, el Barcelona dejó que errores infantiles de la defensa definieran el encuentro. Además, la poca capacidad de reacción del equipo, sobre todo en el Wanda Metropolitano y el Ramón de Carranza, es alarmante. El equipo, que tiene una de las plantillas más importantes de toda Europa, se encuentra perdido cuando los rivales mantienen firme su línea defensiva, así el Barça domine el partido.
La situación puede ser revertible si los cambios se hacen inmediatamente, pero es cierto que no será muy sencillo por lo apretado del calendario y las constantes lesiones. Sin embargo, no termina de ser una excusa para que el equipo no termine de despegar en la competición doméstica. Hay que retroceder hasta hace 33 años (cuando Messi tenía tres años o Gerard Piqué seis meses de vida) para encontrar un peor registro de los culés en la competición. En la temporada 1987/88, en las primeras diez fechas, el equipo había sumado 13 puntos, con cuatro victorias, un empate y cinco derrotas.
¿Cuáles serán las consecuencias?
En la temporada 1987/1988, con Josep Lluís Núñez en la presidencia del equipo, las consecuencias fueron notorias. En la cuarta jornada de la competición, después de tres derrotas y una victoria, Terry Venables fue destituido de su cargo. Luis Aragonés fue el reemplazo pero poco pudo hacer. El Barcelona, en aquel momento, terminó la competición en la sexta posición de la tabla. Algo que a día de hoy es impensable.
Sin embargo, la situación de ahora es muy diferente y mucho más complicada. El club no tiene presidente, después de la dimisión de Josep María Bartomeu, y la Comisión Gestora (a menos de que Carles Tusquets diga lo contrario) no tiene la potestad de destituir a Ronald Koeman, por lo que en teoría el técnico holandés tiene su cargo asegurado hasta junio del próximo año. Aunque, con las elecciones a finales del mes de enero, si el equipo sigue en caída libre, la situación puede cambiar.