Es evidente que la Champions League es un trofeo especial para el FC Barcelona. Han pasado más de cinco años desde que los culés no consiguen regalarle un trofeo europeo a su afición. El primer buen paso para conseguirlo se dio en el encuentro ante la Juventus, en Turín, donde el equipo recuperó su mejor versión para regalar esperanzas a sus hinchas.
Uno de los grandes cambios fue la generosidad en ayudas defensivas. Ousmane Dembélé y Pedri González, fueron incansables por sus respectivas bandas para conseguir defender con superioridad por los carriles. Su trabajo de solidaridad con la carga defensiva de los laterales fue de agradecer y propició un bloque defensivo más compacto de lo habitual.
Dejando de lado su aportación defensiva, los dos jugadores de banda fueron los mejores jugadores del encuentro. El 'Mosquito', más allá de anotar un gran gol, con una pizca de suerte, volvió a recordar a aquel jugador desequilibrante, antes de su lesión. Por su lado, el canario, demostró que está preparado para cualquier cosa que se le ponga por delante, con una soltura inusual.
Pero sin duda, la mejor de las noticias, fue el dominio del Barça durante los 90 minutos. Esta vez, el buen juego no duró 25 o 30 minutos sino que se extendió hasta el final del encuentro. Incluso con Frenkie de Jong jugando como central, tras la lesión de Ronald Araújo, el equipo barcelonista no sufrió en exceso, más allá de los tres goles invalidados de Álvaro Morata.
Un único pero: la finalización
A pesar del buen rendimiento del conjunto blaugrana, todavía sigue brillando por su ausencia la determinación, propia de los grandes equipos, de cara a portería. Si el equipo dirigido por Ronald Koeman hubiese aprovechado bien todas sus oportunidades de ataque, podría haber resuelto el encuentro en el primer tiempo y culminar una goleada en el segundo.
Antoine Griezmann, que esta vez sí fue titular, estuvo algo más acertado que en sus anteriores partidos; no obstante, sigue mucho más desaparecido de lo que debería y no consiguió convertir en ninguna de las dos ocasiones claras de las que dispuso. En la primera, estampó el balón en la madera, tras un remate complicado y en la segunda, cruzó en exceso un cuero que se marchó lamiendo la cepa del poste.