El FC Barcelona quiere dejar atrás una breve crisis de juego y resultados, y para ello ya busca respuestas en un calendario muy exigente. Tanto los jugadores como el entrenador reconocen que no pasan por un buen momento pero advierten que se trabaja para mejorar las sensaciones, la verdadera clave para saber si el grupo está preparado para luchar por los títulos. Si vuelve el fútbol, no habrá problemas para seguir en la pelea.
La trayectoria de los catalanes ha sido muy irregular en lo que va de curso, pero el examen definitivo llegará de camino hasta final de año. Pese a que los síntomas no han sido positivos, ha habido bajos pero también altos, por lo que la plantilla se merece el beneficio de la duda. Esto podría ser un bache de los que habitualmente se contestan con tremendas reacciones positivas o una crisis real de las que obligan a tomar decisiones drásticas. Habrá que esperar y comprobar qué sucede.
La primera prueba la puso un Celta de Vigo que sirvió de vara de medir antes de un parón de selecciones. Se perdió contra el Eibar y se empató contra el Slavia de Praga, por lo que el triunfo en el Camp Nou ha logrado una pequeña tregua. Resistir en el liderato otorga cierta calma para analizar errores y pensar en soluciones, algo que habría arruinado un nuevo 'pinchazo'.
Advertidos por las lesiones y un evidente desgaste físico, los culés volverán a la acción sin margen de error en LaLiga y la Champions. De momento, en Europa dominan el Grupo F con ocho puntos, uno por encima de Borussia Dortmund y a cuatro del Inter de Milán, precisamente sus próximos rivales. La imagen en el doble duelo ante el Slavia no fue buena, lo que hace imprescindible sumar en casa ante los alemanes (27 de noviembre) para no ir al Giuseppe Meazza (10 de diciembre) con peligro de una eliminación. Aún es pronto para valorar las posibles eliminatorias.
Y en Primera División todos se preguntan si los azulgrana harán gala de su papel de favoritos o caerán tras muchos años de dominio. Si el Celta era importante, no menos lo será el Leganés, que el 23 de noviembre decidirá en Butarque si el vigente campeón está preparado para un sprint monumental. El estadio 'pepinero' ya ha dejado sustos para los de Ernesto Valverde, que a domicilio no son tan fiables. Si no cogen carrerilla, malo será, porque les siguen los germanos, el Atlético de Madrid (1 de diciembre en el Wanda Metropolitano), el RCD Mallorca (8 de diciembre en casa) y los italianos.
Ante oponentes que imprimen presión elevada e intensidad, el Barça lo ha pasado mal, así que habrá que despertarse antes de una semana de tres encuentros para cerrar el año. Hasta entonces queda mucho y es difícil hacer predicciones, pero a día de hoy lo que asoma es un cruce directo entre colíderes. Después de medirse a los 'nerazzurri', crecerá entre advertencias la figura de la Real Sociedad en Anoeta (15 de diciembre), y sin tiempo para tomar aire, Real Madrid (18 de diciembre) y Deportivo Alavés (22 de diciembre) visitarán el Camp Nou.
El Barça elige entre una reacción a tiempo o un fin de ciclo
Aunque todavía quedará mucha temporada por delante, el Barça tiene en su mano elegir entre una reacción a tiempo o un forzado fin de ciclo. En los últimos años, la transición entre la mejor generación de futbolistas de su historia y un nuevo proyecto ha sido relativamente suave y ha llegado entre trofeos, pero un batacazo inesperado aceleraría la salida de Ernesto Valverde y sacudiría la planificación azulgrana. Al final, el fútbol y los goles dictarán sentencia, y en eso tienen influencia las estrellas del vestuario. Cuando el balón eche a rodar, llegarán las respuestas.