EL BARÇA QUIERE VOLVER A LO MÁS ALTO
El camino del Barça para volver a contar en las apuestas para ganarlo todo
Publicación:24/06/2024 - 22:05h
Actualización:24/06/2024 - 22:05h
La nueva etapa de Hansi Flick supone una oportunidad de aquilatar el equipo, y de hacerlo con un modelo basado en jugadores de la cantera más la aportación diferencial de los cracks fichados en temporadas previas
El FC Barcelona cerró una temporada difícil, con un rendimiento que no estuvo a la altura de las expectativas durante buena parte de la misma, un renacimiento posterior tras el anuncio de Xavi de su marcha, y una decepción final en los partidos clave, en los que si bien el equipo compitió acabó sucumbiendo, tanto en la ida de cuartos contra el PSG, como en el duelo decisivo contra el Madrid para acortar distancias en la Liga.
Tras las turbulencias por los vaivenes con Xavi, se abre una nueva etapa con Hansi Flick, el arquitecto del sextete del Bayern, en el que la directiva ha confiado para volver a implantar una cultura de la victoria en Can Barça. El objetivo en definitiva sería la construcción de un equipo capaz de reinar en las apuestasa ganarlo todo, una aspiración que habrá de sobreponerse a las limitaciones económicas y al extrañamiento del Camp Nou, al que eso sí se tiene previsto volver para el 29 de noviembre, aunque sea con un aforo limitado a 60.000 espectadores que se mantendría de acuerdo a lo planificado al menos hasta junio de 2026.
Oportunidad de implantar un nuevo modelo
Crisis en ocasiones también es sinónimo de oportunidad, por lo que la estrechez económica que afronta la entidad para fichar puede servir para reforzar el rol de los jugadores provenientes de la cantera, es decir de los Lamine Yamal, Fermín López, Cubarsí y Héctor Font de irrupción reciente, unidos a los Gavi, Balde, Araujo o al mismo Pedri, aunque no sea estrictamente un canterano.
Con ellos, hay una columna vertebral de jugadores, susceptible de ampliarse con nuevas incorporaciones desde la Masia, a la que complementarían jugadores que han de hacer valer su calidad diferencial como Gundogan, Frankie de Jong, Rapinha, João Félix o un Lewandowski en el crepúsculo de su carrera.
De este último listado, es probable que haya alguna salida por necesidades de Fair Play financiero, y por si fuese viable hacer una incorporación importante, ya sea en la posición de medio centro defensivo huérfana desde la marcha de Busquets, o para abrochar el fichaje de Nico Williams, que permitiría al Barça reunir a las dos alas de las selección.
Para hacer posible esta operativa en el mercado, se ha apuntado la hipotética salida de Araujo, De Jong o Rapinha.
Más allá de lo que pase al final con altas y bajas, lo cierto es que el modelo habría de ser el referido, que entroncaría además con el más puro ADN Barça, que no hay que olvidar llegó a completar un podio de jugadores canteranos en la edición de 2010 del Balón de Oro, con Messi, Iniesta y Xavi.
Confianza en las esencias propias
Esa imagen es probable que consiga repetirla el máximo rival en la próxima edición de los premios, encaramando a Vinícius, Mbappé y Bellingham en las tres primeras posiciones. Algo que ante todo simbolizará la nueva época de esplendor del club blanco, después de abrochar su doblete, con la enésima Champions en su vitrina.
Pero más allá de la potencia visual de esa imagen, aflora una diferencia sustancial, como es la del talento fichado frente a la del talento creado por el Barça. Ese debe ser precisamente el nuevo vector sobre el que proyectar y erigir el nuevo concepto de equipo, que no nos engañemos en cualquier caso partirá de entrada como un outsider ante un Real Madrid favorito a todo por derecho propio.
Pero la púrpura también conlleva un peso, y esas expectativas de ganarlo todo tras el fichaje de Mbappé pueden jugar en contra, cuando hay que disputar cada partido contra rivales en Liga y Champions hipermotivados por defenestrar al rival a batir, a la espera también de qué cóctel forma la mezcla de egos de tantas estrellas en el vestuario.
La mejor senda que puede tomar el Barça es confiar en su nuevo modelo, e ir a lo suyo, creciendo desde la aportación de lo colectivo, como equipo, algo para lo que se confía mucho en las capacidades del nuevo técnico Alemán.
Con todo, no bastará engrasar un equipo, algo que también lograron Koeman y Xavi bajo su dirección en ciertos periodos, con más éxito todavía en el caso del segundo que conquistó una Liga. Será necesario instalarse de nuevo en una cultura de la victoria, esa que le sobra al Madrid para ganar en las situaciones más comprometidas, y de la que carece ahora mismo el Barça, dado que lleva años decepcionado en los partidos clave en Champions, con una larga lista de frustraciones en la que aparecen escenarios tétricos como Roma, Liverpool o la propia Montjuic este año, por mucho que el equipo en esta ocasión sí compitiese contra su rival, el PSG.
Lo mejor de la Masia con la añadidura de jugadores de calidad diferencial funcionado como un equipo cohesivo con mentalidad ganadora supone un modelo para invertir a futuro, y poder aguardar que el club ocupe la cima del escalafón futbolístico, como lo hacía menos de una década atrás, cuando se entronizó en 2015 en Berlín.