Los futbolistas del Barcelona ya se encuentran en Lisboa. El equipo de Ronald Koeman ha aterrizado alrededor de las 19.30 de España en la capital portuguesa, aunque aún no han sido vistos en el estadio Da Luz, escenario del próximo partido de Champions de este miércoles. De momento, se mantienen en su hotel, el Epic Sana, ubicado cerca del centro de la ciudad.
Un par de decenas de aficionados han recibido a los jugadores del Barça en el hotel en el que se hospedarán antes de afrontar el encuentro correspondiente a la segunda jornada de la fase de grupos de la Champions League, que se disputará en el mismo estadio donde tuvo lugar el funesto 2-8 ante el Bayern Múnich.
Pedri, que podría reaparecer con los blaugranas tras dos semanas de baja, y Ansu Fati que ha tenido un excelente y muy esperado regreso han sido los más aclamados por los seguidores de la escuadra catalana.
Existen muchas expectativas tanto de los medios como de los aficionados. La imagen que más ha llamado la atención de la llegada de la plantilla a Portugal, el cuerpo técnico y la directiva del Barça a Lisboa ha sido la complicidad que se ha podido ver entre el defensor Gerard Piqué y el presidente del club, Joan Laporta.
El segundo capitán del Barcelona y el máximo directivo de los azulgranas se les ha visto hablado e intercambiado gestos afectuosos cuando han coincidido en el ascensor del hotel Epic Sana. La escena ha confirmado que ambos mantienen una muy buena y excelente relación.
Preparación previa
Respecto a lo inherente a la preparación de los jugadores previo al compromiso con el Benfica, se sabe que el Barça ha renunciado a entrenarse en Da Luz antes del partido, pero este miércoles, a partir de las 10.30, tiene agendado una sesión de activación en los campos de práctica de la Federación Portuguesa de Fútbol.
Los de Koeman esperan conseguir una victoria que los lleve a subir en el grupo luego del pésimo debut que tuvieron ante el Bayern Múnich en el Camp Nou. En dicho partido el Barcelona cayó derrotado 0-3 por los alemanes, una derrota que recordó al trago amargo de aquel 2-8, precisamente en Lisboa hace más de un año.