Las conclusiones positivas y negativas del Barça tras su visita a Sevilla

El FC Barcelona amarró un decepcionante empate en su duelo contra el Sevilla, y el vestuario aún no sabe cómo reaccionar. Unos, como Gerard Piqué, se mostraron pesimistas tras el encuentro porque el liderato de LaLiga ya sólo depende de los posibles errores del Real Madrid, y otros, como Quique Setién y Marc-André ter Stegen, avisaron que queda mucho y confiaron en que si se gana todo, habrá celebración azulgrana.

Aficionados y expertos vivieron sensaciones encontradas tras un choque extraño en el Ramón Sánchez Pizjuán. Por una parte, no se puede decir que los culés jugaran mal, porque dominaron durante varias fases del partido y dispusieron de buenas ocasiones para anotar. Pero por la otra, se enredaron en algunos errores peligrosos y el punto no parece botín suficiente antes una semana de locos en la que ya no hay margen de error.

Tras un día de descanso para refrescar la cabeza y las piernas, los catalanes tendrán que reflexionar sobre el tropiezo y levantar la cabeza para afrontar los próximos desafíos, ya que Athletic Club, Celta de Vigo y Atlético de Madrid asoman en el horizonte. El míster debe potenciar los aciertos que se consiguieron en territorio sevillista y destacar los fallos, porque conocerlos será la mejor forma para no volver a repetirlos.

Las conclusiones del Sevilla-Barça

Positivas

• Buen juego: Durante cerca de media hora, el Barça fue el conjunto dominador, decidido y sólido que se espera en la batalla por los títulos, y realizó una actuación muy completa. Apenas dejó hueco para una oportunidad aislada de Jules Koundé y agobió a un oponente que se ahogaba entre la presión visitante y sus propias imprecisiones. Mantuvo la posesión, buscó la portería y se mostró activo y acertado en la presión tras pérdida, lo que le permitió asomarse con frecuencia al área defendida por Thomas Vaclik.
• Presión tras perdida: En este mismo periodo, una de las claves fue la citada presión tras pérdida, que se estaba echando de menos porque no se ejecutaba con el orden y la convicción necesarias. El desgaste de futbolistas como Luis Suárez, Arturo Vidal e Ivan Rakitic ayudó a un Sergio Busquets que pasó menos apuros que de costumbre, y que colaboró para encerrar a los hipalenses y buscar el 0-1 con ahínco.
• Mejor defensa, menos paradas: Aunque no se puede decir que esta temporada sea brillante, en Sevilla sí mejoró mucho la defensa, que parece haberse recompuesto tras el parón. Ante un adversario de máximo nivel, no se pudieron evitar del todo escapadas y acercamientos, pero sólo hubo apuros reales al inicio del segundo tiempo, con una insistencia de los hombres de Julen Lopetegui que se tradujo en dos disparos de Lucas Ocampos y Munir El Haddadi. Marc-André ter Stegen respondió bien y más tarde Sergio Reguilón tampoco llegó a inquietarle.
• Portería a cero: Hay que valorar también que la buena colocación, la atinada presión y el repliegue acabaron dando sus frutos, ya que no sería la primera vez que Ter Stegen se marcha mosqueado por el alto grado de efectividad de los contrincantes. El de Mönchengladbach respondió cuando hacía falta y también lo hicieron sus compañeros, que le protegieron de unos intentos peligrosos al contraataque.
• Regreso de Suárez: Entre los asuntos para celebrar está el regreso de Luis Suárez, una pieza esencial en el engranaje ofensivo del Barça. Se le había echado demasiado de menos en los últimos meses y este viernes no pudo ser determinante, pero dejó buenas sensaciones. Tuvo ocasiones, estuvo a punto de marcar, abrió caminos para que sus compañeros atacaran e incluso aguantó los 90 minutos sin contratiempos cuando muchos pensaban que todavía necesitaba un tiempo para poder aguantar esfuerzos de esa magnitud.  

Negativas

• Faltó profundidad: Los datos de 'Opta' confirman que el Barça llevó la inciativa ante el Sevilla, pero hay una tendencia peligrosa en su dominio. Dio 722 pases, tuvo un 88% de acierto y un 64,1% de posesión, pero solamente 193 de esos envíos fueron hacia adelante. Faltó desequilibrio ya fuera con regates o con algo más de verticalidad en el toque. Setién retiró a un Martin Braithwaite que estaba atascado, pero no se la jugó con un Ansu Fati que podría haber aportado más profundidad.
• Un ataque desordenado: Las mejores sensaciones de los azulgrana fueron hasta la primera pausa para la hidratación, y entre trago y trago ya no regresaron. Su intensidad y búsqueda de espacios desapareció y los andaluces recuperaron terreno, pero incluso tras la salida de Arthur, que aportó oxígeno, ya no hubo ideas para inquietar a Vaclik. El toque rápido de la primera mitad dejó paso a un ataque precipitado e impreciso más propio de una remontada en el minuto 80, y hubo multitud de acciones con poco sentido. Se centró más por inercia que por convicción y, como era de esperar, la estrategia no dio resultado.
• Setién se quedó sin ideas: Directamente relacionada con la anterior está la falta de reacción de Setién, que se quedó sin ideas para reactivar a los suyos. La salida del centrocampista brasileño fue un acierto del míster, pero Antoine Griezmann, que saltó al terreno de juego en el minuto 77, y Riqui Puig, que asomó en el 88, apenas tuvieron tiempo para intervenir. Las imágenes de televisión mostraron al cántabro casi abatido en el banquillo, con cara de frustración y con la sensación que tenía la afición, que olía desde hacía rato un empate sin goles.
• Pocos cambios: Para seguir encadenando ideas, cabe destacar que los pocos cambios que hizo el entrenador también hacen sospechar a los seguidores. O hay más tocados de lo que parece o el preparador de Santander confía poco en los canteranos, algo que ya le sucedía a un Ernesto Valverde que avisó en varias ocasiones que estaban muy verdes. La mala planificación es un lastre evidente desde hace demasiados meses, pero es complicado afrontar lo que queda de campaña sabiendo que no se pueden ni aprovechar las cinco sustituciones permitidas.
• El liderato en jaque: En otras circunstancias, un empate contra un rival de calado como el Sevilla sería relativamente positivo, pero no en una Liga en la que el 'goal-average' con el Real Madrid está perdido. Si los blancos superan a la Real Sociedad, igualarán a puntos al Barça pero estarán por delante gracias al Clásico del Santiago Bernabéu, y dependerán de sus propios resultados para alcanzar la jornada 38 como campeones.