De la mano de Pep Guardiola y con leyendas como Messi, Xavi o Iniesta en la plantilla, que estaban en el mejor momento de sus carreras, el Barça se convirtió en el equipo más brillante de la historia: campeón indiscutible de LaLiga, ganador de dos Champions League y propietario de una filosofía de juego que enamoró el planeta entero.
No obstante, en 2012 llegó el momento de que ambos separaran sus caminos. Guardiola decidió tomarse un año sabático para recuperar las fuerzas y la ilusión de entrenar y el FC Barcelona siguió adelante con Tito Vilanova. Desde entonces, Pep ha pasado por dos equipos más (Bayern de Múnich y Manchester City) y el Barça ha tenido tres entrenadores más (Tata Martino, Luis Enrique y Ernesto Valverde), pero nada ha vuelto a ser lo mismo para ninguna de las dos partes.
Con el paso de los años, el Barça fue perdiendo ese juego tan brillante. Tras una etapa de transición marcada por la marcha de Guardiola, la consternación a raíz de la enfermedad de Tito Vilanova y el gris paso del Tata Martino, llegó Luis Enrique. Con el asturiano, el Barça se convirtió en un equipo mucho más vertical, de menos posesión pero de mucha pegada y que todavía conservaba la esencia azulgrana. Y se ganó otro triplete.
El paso de los años desgastó al asturiano y llegó Valverde, con el que, tras un tiempo, el equipo ha perdido todo atisbo de ese juego de toque que enamoró el mundo. Ni rastro de esa presión en bloque que no permitía al rival pasar del centro del campo, de esas posesiónes con circulación rápida que generaban múltiples ocasiones y de ese juego colectivo que apenas daba respiro a los oponentes. Progresivamente, el Barça ha ido perdiendo la identidad.
Pero, con el tiempo, Guardiola también está experimentando problemas. Con el Bayern de Múnich reinó en Alemania, pero no consiguió ganar la Champions League que sí ganó su predecesor Jupp Heynckes. En el Manchester City ganó dos Premier Leagues, pero no obtuvo buenos resultados en Europa y, a día de hoy, está en su peor momento con los ingleses: a 14 puntos del liderato (con un partido más que el Liverpool) y con el Real Madrid esperando en Champions.
Crisis paralelas
Curiosamente, están coincidiendo los peores momentos de la década para un FC Barcelona falto de juego y para un Guardiola falto de resultados. Muchos son los que se preguntan qué hubiese pasado si el catalán siguiese entrenando a los azulgranas, pero es algo que nunca sabremos. Lo que sí sabemos es que el juego de toque ha entrado en crisis.