Los tiempos en los que el FC Barcelona dominaba los partidos con frecuencia, incluso a pesar de no reflejarse en el marcador, parecen haber llegado a su fin. Era común ver al Barça obteniendo victorias holgadas y haciendo rotaciones que mantenían el ritmo intenso en el partido.

A pesar de encontrarse disputando la Segunda División, el enfrentamiento copero ante el Rayo Vallecano no lucía fácil, teniendo en cuenta lo que había en juego, y la presión que tienen los de Koeman por ganar un título que parece ser el más asequible. Ganar la Copa puede asegurarle otra oportunidad en el club.

Sin embargo, fue preocupante ver cómo el Rayo entorpecía el juego del Barça con un férreo despliegue defensivo que mantuvo a raya a Riqui Puig, al tiempo que impedía a Busquets realizar los enlaces para llevar peligro al arco rival. Nada de eso era habitual en un enfrentamiento ante los franjirrojos.

Las jugadas de los goles, mediante centros, sí mostraron similitudes con los partidos anteriores frente al Rayo, que generalmente solían ser recordados por alguna exhibición de Lionel Messi. No obstante, llegaron cuando el equipo se vio forzado a remontar y no para sentenciar el resultado desde temprano y bajarle las revoluciones al partido.

Pese a todo, el Barça mejora

Salvo algunos tropiezos recientes, el equipo de Koeman parece encaminarse hacia esa cara que mostró hace algunos años. Eso sí, los cambios serán lentos y el camino no estará exento de peligros. En principio, debe replantear los roles de Busquets y Messi en el campo para no llegar a improvisar con las sustituciones.

El neerlandés cuenta con piezas como De Jong o Pedri, cuyo talento ha sido claramente demostrado en el campo. Además, puede explotar mejor el trabajo de Jordi Alba y Dembélé en pro de un mejor funcionamiento. Los próximos partidos por Liga y Copa serán vitales para Koeman, que deberá llegar a tope a los octavos de Champions.