El sábado empezó con la noticia de que Leo Messi no estaría con el FC Barcelona, y acabó con la confirmación de que también sabe ganar sin él. Sin desmerecer, ni mucho menos, la calidad del argentino, este fue un encuentro para que otros fueran protagonistas, y hasta que duró la tensión competitiva se demostró que el equipo tiene muchas joyas por pulir.
En La Rosaleda quedó claro que los Suárez, Busquets, Rakitic o Jordi Alba siempre estarán para tirar del carro, pero que jugadores como Philippe Coutinho u Ousmane Dembélé tienen mucho que decir cuando están sobre el césped, aunque vayan pagando el peaje de una adaptación de la que sólo se libran las leyendas.
Ousmane Dembélé encuentra el camino correcto para triunfar
Con el brasileño más intermitente e impreciso que en sus últimas apariciones, el que se gustó fue el francés, que en el primer tiempo, el único que tuvo ritmo suficiente como para hacer valoraciones, fue de menos a más y empezó a encontrar las sensaciones adecuadas para ser relevante.
Sus primeros eslalons acabaron frenados por las murallas rivales, pero a medida que el Barça insistía, el galo iba encontrando más agujeros. Acertaba mejor encontrando las rendijas, desbordando por los huecos y haciendo llegar el balón a sus destinatarios, algo en lo que, en ocasiones, le pasa factura el exceso de revoluciones.
Dembélé fue capaz de enseñar su calidad al público, esa que le hace brillar con las dos piernas, y volvió a señalar que tiene un talento natural para las asistencias, algo muy propio en un delantero de su estilo. Lejos de la desgana que exhibió en la Supercopa de Catalunya, este es el camino a seguir para triunfar como azulgrana, activándose cada vez más y poniendo sobre la mesa un acierto que alimentará su confianza. Y esa es la clave del éxito.
Dembélé y Coutinho dejaron un gol para enmarcar
Una de las aventuras ofensivas del enfrentamiento acabó con el que, sin duda, fue el gol del partido. La penetración del de Vernon cogió peligro con un quiebro que le permitió librarse de su marcador, y su centro mordido al corazón del área lo tocó de espuela Philippe Coutinho para superar la estirada de Roberto. La mejor noticia es que combinaron lo recién llegados, y además de entenderse, ya van dejando su huella en el nuevo Barça. Y eso que no estaba Messi.