Cierto es que el FC Barcelona falló un penalti y desaprovechó por lo tanto la oportunidad de ponerse por delante en el marcador contra el RCD Espanyol, después de que Diego López detuviese el tiro colocado de Leo Messi. No obstante, igualmente cierto es que el partido podría haberse decantado desde minutos antes hacia el conjunto entrenado por Ernesto Valverde.
Aarón había visto en la primera mitad una cartulina amarilla por una entrada dura sobre Leo Messi. Pero en el minuto 52, cuando apenas hacía unos minutos que había dado comienzo la segunda mitad, impidió con una dura entrada que Sergi Roberto se adentrara en el área de Diego López desde la banda, después de haberle superado ya en carrera.
Derribó al canterano del FC Barcelona y la jugada era claramente merecedora de cartulina amarilla. Por eso todos los jugadores del Barcelona acabaron indignados por el hecho de que el árbitro, De Burgos Bengoetxea, decidiera no mostrar la tarjeta a Aarón y perdonarle la expulsión, justo antes de que Quique Sánchez Flores mandara calentar a Dídac Vilá para cambiar a su lateral y mantener al equipo con 11 jugadores.
Al final, el amonestado fue Jordi Alba
Los jugadores del FC Barcelona protestaron al árbitro y, poco después, Jordi Alba acabó llevándose una amonestación del árbitro por sus protestas desde el banquillo del conjunto culé. Decisión injusta de De Burgos Bengoetxea, que desde el principio puso el listón muy alto en las entradas, al más puro estilo de Mateu Lahoz, y luego no supo controlar bien las medidas en entradas que eran claramente merecedoras de tarjeta.
Al final, llama la atención que el FC Barcelona acabase con más tarjetas amarillas (5) que el Espanyol (4), cuando los 'pericos' repartieron entradas duras por doquier a lo largo de todo el encuentro, haciendo gala de su ya tradicional 'intensidad' contra el Barça.