En un periodo relativamente corto de tiempo, el hecho ha pasado de ser circunstancial a preocupante. La marcha y el tortuoso retorno de Cesc Fábregas podían ser un caso aislado, pero inmersos en el caso de Héctor Bellerín, sin haber solucionado la vuelta de Gerard Deulofeu y con las salidas de los últimos días, la obligación es pensar en que hay que buscar una solución y hacerlo de la manera más rápida y menos traumática posible.
Porque si es cierto que la cantera no es una fuente inagotable y que la exigencia del primer equipo no la pueden soportar todos, también lo es que hay que cuidar a unos jugadores que lo dan todo en las categorías inferiores y quieren unas garantías que, de momento, no estan encontrando.
Unas veces por dinero y otras por falta de confianza y proyecto de futuro, las jóvenes promesas azulgranas están haciendo las maletas, con el consiguiente perjuicio para un FC Barcelona que está perdiendo una de sus mayores fortalezas en un momento en el que el mercado no permite pasearse sin un respaldo importante.
Así, el club debe poner de su parte antes de que sea demasiado tarde, para evitar casos tan distintos como los de los canteranos fugados, las salidas de Thiago y Bartra y las dificultades con Deulofeu y Bellerín, que al final debilitan a un equipo que, desde la base, no quiere dejar de ser grande.
Luces y sombras
Aunque en los cimientos de la Masia están apareciendo algunas grietas, el FC Barcelona ha conseguido taponar las vías de agua en algunos de los casos más visibles del filial. Tras algunas semanas de duda, parece que Carles Aleñá, Marc Cucurrella y Sergi Palencia se unirán a Marlon Santos y extenderán su vinculación al conjunto azulgrana. Habiendo dado el paso, sólo queda seguir caminando, por el bien de la Masia y por el futuro del Barça.