El partido fue un trámite en el que el FC Barcelona sentenció las opciones del Sporting de Portugal sin demasiado brillo, pero a pesar del poco público que llenaba las gradas, hubo acciones que bien valían una entrada en lo que fue el adiós del Camp Nou a la Champions en 2017. Y una de las más destacadas corrió a cargo de uno de los porteros.
El cronómetro marcaba el minuto 62 cuando los portugueses encontraron una de las pocas ocasiones peligrosas que pudieron llevarse del encuentro. Un centro con mucha intención desde la banda derecha superó a un Gerard Piqué al que Bas Dost le había ganado la espalda, pero su remate con la pierna derecha no iba a acabar en la red.
Con un paso adelante para achicar espacios, Jasper Cillessen aguantó el pulso hasta el último momento y se venció sólo para despejar el esférico con su pierna derecha, apenas un instante después de que su rival golpeara a bocajarro. El sportinguista no frenó su carrera y enganchó seguidamente a su compatriota, con el que comparte vestuario en la selección, para darle un abrazo que pintó una sonrisa en su cara.
Plenas garantías
El paradón de Cillessen fue el colofón a una noche en la que el de Nimega volvió a demostrar que es el eterno suplente porque Ter Stegen está a un nivel inalcanzable. El hoy guardameta azulgrana, como siempre que se le ha necesitado, demostró que tener dos porteros de garantías es una bendición pero también una injusticia, por el dolor que supone tener a uno de los dos sentado en el banquillo. Bendito problema para Valverde.