Uno de los factores que más ha quedado evidenciado en la 'crisis' deportiva por la que atraviesa el FC Barcelona es la facilidad con la que los rivales anotan goles. El Real Madrid viene de marcar cuatro y dejaron la sensación de que, si hubiesen querido, podrían haber sido dos o tres más. Contaron con un rival que mostró cero oposición y que, de cierto modo, le facilitaba la tarea en cada ataque por la falta de autoridad, los errores en el marcaje o trazando las líneas del fuera de juego. El Barça se vistió de 'aliado' para que la Casa Blanca no tuviese problemas a la hora de atacar. 

El problema no nació en la retaguardia, únicamente, porque cada posesión del Madrid desde su campo se traducía en un ataque comprometedor. No había quién presionara y disputara la posesión y, por ende, los de Carlo Ancelotti 'pasearon' por el área de Iñaki Peña sin oposición. Ha sido una imagen que ha resumido y juntado a todos los fantasmas que han perseguido al equipo en lo que va de temporada. Las sensaciones son muy negativas y Xavi Hernández tiene que encontrar la fórmula para cambiar el 'chip' y reconducir una historia que no hace más que complicarse. 

El Barça, a punto de igualar sus registros de la 2022/2024

Hasta la fecha, el Barça ha encajado 34 goles entre todas las competiciones. 22 en LaLiga, dos más que todos los que había encajado en la última campaña, seis en la Champions League, cuatro en la Supercopa y dos en la Copa del Rey. Para ponerlo en contexto, en toda la temporada 2022/2023 los azulgrana recibieron 46 dianas en contra (20 Liga, 15 en Europa, 8 en Copa y tres en Supercopa). Están muy cerca de igualar los registros anteriores... y tiene que ser un llamado de atención para evitar que la catástrofe sea incluso mayor. 

La incapacidad para presionar alto y evitar que el rival llegue con facilidad al área rival (y luego las dificultades a la hora de replegar a tiempo) están condicionando a los de Xavi, pero también el nivel de los jugadores que está muy lejos al del último curso. Incluso Ronald Araújo, uno de los grandes proyectos del club y gran esperanza para el futuro, ha sido víctima de los grandes problemas del equipo, porque más allá de los nombres ha sido un sistema y un reparto de tareas y obligaciones que no ha beneficiado a los culés. El charrúa acabó desquiciado contra el Real Madrid, víctima de Vinicius Jr, y vio la cartulina amarilla con una seguidilla de errores imperdonables.

Bajón de nivel colectivo

No lo están 'mejorando' Jules Koundé o Andreas Christensen, quienes han dejado una imagen muy pobre en este curso. El francés, antes de lesionarse en Pamplona, estaba siendo uno de los 'jerarcas' del equipo beneficiándose del cambio de posición al eje de la zaga, donde se siente mucho más cómodo. En los últimos meses han sido muchos los errores que ha cometido con desajustes, llegando tarde o incumpliendo su marca. Es un caso idéntico al del dánes, quien incluso haía perdido su condición de titular indiscutible. 

Balde, por último, no está siendo el mismo jugador diferencial de la última campaña. Xavi le ha dado un llamado de atención (y le sentó un par de partidos para que jugara Joao Cancelo en esa posición) porque su aporte ofensivo no está siendo el mismo. Más allá de los registros que pueda tener, lo que más preocupa es su incidencia e impacto en el juego. No está usando 'a favor' su velocidad y capacidad de jugar por dentro. Tampoco le han ayudado los 'experimentos' de Xavi con su posición.