Que Bartomeu lo hizo muy mal en el pasado no es un misterio, pero que ahora sigue hundiéndose es algo tan evidente como además propicio para Laporta, que en cada error de su predecesor aprovecha para salir a flote sobre una situación de la que poca culpa tiene, por no decir ninguna en lo absoluto.
En la última comparecencia de Laporta ante los socios se dio una estocada mortal al ex presidente al desmentirle cada uno de los puntos en la carta que envió a Joan, esperando salir de culpas a cambio de una situación irreversible en la que terminó más que inmerso, señalado y en ascuas, porque la acción legal es el paso siguiente más previsible y esperado.
Antes de eso, tuvo la oportunidad de encarrilar un poco su causa con la exposición de Jordi Moix en relación al ejercicio económico de su última temporada, pero además de no convencer a nadie terminó por dar motivos suficientes para apuntar hacia la anterior junta por todo lo que sucede actualmente.
Bartomeu dejó una herida grave y mortal en el club que ahora ve como su deuda asciende a los 1350 millones de euros, lo mismo que las irregularidades presentes en cada una de las acciones tomadas en su período presidencial, que según la última auditoría tendría tantos vacíos como medidas ilógicas.
Fue enviar la carta para que Laporta exhibiera su superioridad mediática y gerencial, esa que terminó con una frase bastante lapidaria: “Dejé un proyecto de estadio para iniciar y hoy ni tenemos la primera grúa, además de tener que pagar a los vecinos por las molestias que generamos en esas obras”.
Más gastos
Los gastos de estadios y nómina que dejó diferidos Bartomeu también dejan en un lugar sólido a Laporta, que aprovechó para señalar que pudo ir pagando cada una de sus cuentas a pesar de la realidad del club, con esos 1.8 millones de euros para rescatar algunas zonas del Camp Nou.