Hansi Flick ya ha asumido las riendas del banquillo del FC Barcelona por las próximas dos temporadas y el reto no es menor. Además de que llega en una situación complicada, porque la economía del club no atraviesa por su mejor momento y habrá muchas limitaciones a la hora de diseñar la plantilla para la 2024/2025, tendrá que vestirse de 'gestor' de un vestuario que ha tenido pistas de estar 'roto' y que tiene un entorno que no es fácil de asumir. 

Xavi Hernández reconocía antes de marcharse de la Ciudad Condal que quien le reemplazara tenía que "afrontar una situación muy difícil" y ees algo que va mucho más allá de las dificultades 'normales' que se presentan en un equipo. En Mundo Deportivo han resaltado el hecho de que en el Barça "el entorno" no ayuda demasiado. Y es bastante difícil lidiar con eso. 

Y es que si hay algo que destaca en la Ciudad Condal es el hecho de que pareciera que todos tuviesen voz para opinar y decidir (y queda en discusión el tema de la gestión de la junta directiva). Son muchas las voces; desdee el propio vestuario, los dirigentes, los 'amigos' de fuera, la prensa... A entrenadores como Ronald Koeman y eel propio Xavi Hernández les terminó pasando factura. 

Los puntos clave para Hansi Flick

La fuente antes citada destaca que con Flick hay 'aires' distintos, porque es un entrenador que tiene un poder de "intimidación" y con una experiencia que puede ser vital para calmar las aguas en el conjunto blaugrana, en todos los sectores. Su paso por el Bayern de Múnich, en un vestuario lleno de estrellas y con egos altos, además de la selección de Alemania, le respaldan. 

Y es que no es menor el hecho de que, cuando se convirtió en el primer entrenador del Bayern, para convertirse en el relevo de Kova (de quien era asistente), el vestuario muniqués no era el escenario más 'sencillo'. Tuvo sus diferencias con el club, pero mantuvo su postura, opinión y acabó consiguiendo los resultados que se esperaban. En la selección alemana, tras la salida de Joachime Löw, estaba en una posición delicada y, aunque no triunfó, se terminó ganando el respeto de los jugadores.