El Clásico volvió a dejar un capítulo más para debatir y recordar en la historia del fútbol, con un partido bastante entretenido y emocionante que se llevó el Real Madrid con marcador de 2-1 ante el Barcelona, que hace más de 4 décadas no perdía tres juegos seguidos ante su máximo rival, tal como acaba de suceder.
La lluvia torrencial solo le dio un tinte más al gran partido que se pudo disfrutar en el estadio Alfredo di Stéfano de Madrid, en el que el local fue dueño absoluto de la pelota en el primer tiempo y para los segundos 45 minutos, la lluvia cambió la tonalidad del encuentro con un tránsito de balón más rápido que supo aprovechar el Barcelona para apretar con un gol.
Justamente el clima fue el protagonista cerca del final del encuentro, cuando el argentino Lionel Messi, capitán del conjunto culé, se acercó a la banda para comunicarse con su cuerpo técnico en medio de indicaciones que pocos entendían y a más de uno dejó perplejo mientras esto sucedía, justo frente a Koeman que apuraba a sus colaboradores.
Lo mojado que estaba el jugador comenzó a causarle efecto y tras sentir mucho frío ante lo evidentemente empapado que estaba, solicitó una camisa nueva que estuviese seca, para combatir un poco el temporal y controlar la temperatura, incluso se quitó la indumentaria que suele usar por debajo de la camisa principal.
Fuera del terreno para evitar la amonestación, procedió a cambiarse la camisa y regresar al campo, aunque la tarjeta pudo verla por cualquier otra cosa, como lo fue el reclamo por el presunto penal al final del encuentro o uno de los momentos del partido, cuando Messi le exigió a Gil Manzano que se dirigiera con respeto a los jugadores.
Sigue la sequía
La jornada era mágica para Messi que llegaba a los 45 Clásicos, empatado con Sergio Ramos como jugador que más veces lo ha disputado. Ideal para romper la sequía que lleva ante el Madrid, que hace tres años no sufre un gol del crack sudamericano, para un total de siete Clásicos en cero ante la portería blanca.