El fútbol masculino y femenino se han diferenciado históricamente por los ingresos, visibilidad y seguidores que tienen ambos. En los últimos años, el fútbol femenino ha dado un paso adelante y, prácticamente sin apoyo de las grandes marcas y patrocinadores, se ha ganado un espacio en la vida de los fanáticos del fútbol, hombres y mujeres. En el FC Barcelona, en concreto, se ha intentado crear un proyecto confiable, respetable y ganador que ya está teniendo los primeros frutos.
Este domingo, sin ir más allá, las jugadoras azulgrana vencieron al Chelsea para proclamarse como las ganadoras de la Champions League, convirtiéndose en el primer equipo español que consigue meterse en los libros de historia del campeonato europeo, liderado por el Olympique Lyon. Al mismo tiempo, o unas horas antes, el Barça quedaba humillado en la penúltima jornada de LaLiga Santander, dejando una imagen preocupante en el campo y dando espacio a que se considere que este equipo, definitivamente, no da para más y hay que empezarlo de cero.
La imagen que han dejado ambos conjuntos son muy distintas y abren el análisis de que, lo que le falta a uno, le sobra al otro. Es cierto que la situación ahora mismo, en el fútbol mundial, es complicada y que los equipos están viendo grandes consecuencias económicas y relacionadas al cansacio supremo de los jugadores, obligados a jugar todas las semanas (porque tampoco hay muchos reemplazos) y en ocasiones, hasta cada dos o tres días, sin margen para el descanso.
Pero... ¿Cómo es posible que un equipo que está compuesto de los mejores jugadores del mundo, con sueldos astronómicos, pueda dar tan poco cuando se le exige? al mismo tiempo de que, por el otro lado, un conjunto con un presupuesto muy inferior, sin grandes estrellas, esté 'lavando' la imagen del club para que, por lo menos hoy, el titular sea que el Barça es campeón de Europa y no que ha quedado humillado ante el Celta de Vigo.
No se puede discutir que los culés, en el equipo masculino y femenino, son muy talentosos y que brillan por si solos, pero esta vez las mujeres les han dejado por detrás, terminando una temporada mágica al mando de Lluís Cortés que cierra con broche de oro al conseguir la preciada Champions League. Y eso habla del compromiso, motivación e ilusión que tienen porque, además, no es para nadie un secreto que sus ingresos son mucho más inferiores que a los de sus compañeros en el conjunto masculino.
Este Barça necesita una verdadera revolución
Tal vez la solución del Barça no está a la vuelta de la esquina, ni la próxima temporada, pero tiene que estar en un futuro cercano porque este proyecto es insostenible. Los jugadores están fundidos, sin ilusión y, peor aún, se olvidaron que defienden el escudo del equipo más importante del mundo, el de las cinco Champions, 26 Ligas o 31 Copas del Rey. Ahora mismo, es necesario un borrón y cuenta nueva pero, si las cosas siguen así, el próximo curso nos vamos a enfrentar a más de lo mismo. Y es el club quien pierde.
Porque, sí, es cierto, se consiguió una Copa del Rey, pero ese título no resume una temporada del Barça que estuvo protagonizada por grandes ridículos (ante la Juventus y París Saint-Germain) y por no haberle ganado a sus rivales directos en toda la competición, con dos derrotas ante el Real Madrid o derrota y empate ante el Atlético. Es momento de un cambio profundo, determinante y que ocasione la verdadera revolución que los azulgrana necesitan.