Frenkie De Jong es un jugador llamado a ser determinante en donde juegue, pero también manda un mensaje de humanidad esta temporada. El holandés es mortal, humano, de carne y hueso, lo demuestra ahora que tiene un equipo menos profundo y letal acompañándole, algo que no ha gustado mucho en el mundo culé.
El bajón del Barcelona es a todo nivel, comenzando desde los despachos y llegando hasta la cantera, porque el club tiene mucho sin soltar una gran perla por la lesión de Ansu Fati, las molestias de Araújo, la irregularidad de Mingueza y la juventud de los que van llegando en esta turbulencia.
De Jong es muestra de ese bajón, porque debía ser el compañero ideal de Pedri y un claro ejemplo de superación para esos que se inscriben en el primer equipo, pero se dejó arropar por la dinámica del equipo y Depay, de a poco va perdiendo gas en el equipo. Siguen teniendo calidad y para Memphis un gol soluciona todo, para Frenkie no es tan sencillo.
Koeman lanzó dardos desde la selección holandesa hablando de la posición errada que usaban con De Jong y apenas llegó le dio libertad, cambió su posición varias veces y comenzó a verse un jugador distinto para el equipo, además de necesario, siendo el gran valedor de una plantilla que comenzó a contagiarse.
Ahora el mediocampista está en un break o desconexión y la duda sobre su liderazgo comienza a ser más clara, que no tiene que ver con su calidad, pero sí con esa capacidad de cargar al equipo como en su momento hizo para destruir al Real Madrid mientras vestía la camisa del Ajax en la Champions League.
Entorno
Tal vez De Jong sea un gran jugador pero también un gran dependiente de otros jugadores, porque con Busquets y Pedri al máximo se vio un holandés pletórico capaz de llegar al gol, de meter un pase decisivo o empujar las líneas hasta el arco contrario, pero con la lesión del juvenil y el bajón del capitán, se comienza a ver solo e incapaz en muchas ocasiones.