El FC Barcelona ha firmado un importante triunfo en su visita al Oporto que le ha permitido quedarse con el liderato de su grupo, pero son muchas las correcciones que tiene que hacer Xavi Hernández para que el equipo pueda 'competir' en esta Champions League. El partido dejó a unos cuantos jugadores que se han revalorizado y se impusieron, como Jules Koundé, Ronald Araújo y Marc-André ter Stegen, pero otros que han quedado muy señalados, como es el caso de Oriol Romeu. 

No era una sorpresa que el centrocampista fuese la gran duda en la alineación inicial de los blaugrana. En la previa se discutía si, ante la ausencia de Frenkie de Jong, era preferible que Ílkay Gündogan ocupase la posición del pivote para dar solidez y más juego entre líneas al equipo. Finalmente, el entrenador egarense apostó por la opción más tradicional, con Romeu en el mediocentro y clavado entre los dos centrales, pero la apuesta le quedó muy corta. Afortunadamente, no hubo consecuencias mayores.

Y es que tampoco sorprendió que el de Ulldecona fuese el primer jugador sustituido, con Joao Félix, a pesar de que no tenía cartulina amarilla (Gavi sí, por ejemplo, y terminó expulsado). Estaba quitándole una marcha al equipo y dio 'flasbacks' de los últimos años de Sergio Busquets en partidos de máxima exigencia física y velocidad... De esos que son comunes en Europa cada semana. Oriol Romeu, que fue a la batalla sin Frenkie de Jong, fue probablemente el jugador azulgrana más señalado de la noche en Do Dragao. 

Oriol Romeu, superado ante la presión del Oporto

Se quedó muy corto, más de la cuenta, y dio la razón al porqué se quedó en el banquillo contra el Royal Amberes y de que, si están todos los centrocampistas disponibles, sería suplente en Europa. El ex del Girona estuvo muy lento y fue el culpable de ralentizar a los blaugrana. Fue un recuerdo de las noches europeas de 'Busi', pero con la mala fortuna de que tampoco tiene muchos recursos para compensar la falta de velocidad y agilidad ante la presión agresiva de los portugueses. 

Para el Barça era vital que Gündogan se acercase a la base de la jugada para poder 'aguantar' al Oporto, pero ha quedado claro que Romeu necesita de un segundo pivote para mostrar su mejor versión. De allí que haya destacado tanto en los primeros partidos, porque tenía al lado a un Frenkie de Jong que 'sujetaba' más el balón y rompía líneas, mientras el de Ulldecona frenaba más ataques. Sin el neerlandés, sobre todo en grandes escenarios, a Oriol no le da. Y no había cómo compensarlo.