Ronald Koeman fue uno de los grandes señalados de la derrota del FC Barcelona en el Ramón de Carranza. El holandés no tuvo su noche y se equivocó desde antes de comenzar el encuentro por la alineación que sacó. Dio la sensación de que el holandés no había preparado el duelo, ya que no supo cómo tenía que jugarle al Cádiz hasta que vio a su equipo chocar una y otra vez contra el muro cadista.
Los de Álvaro Cervera son uno de los conjuntos más aguerridos, competitivos y que mejor defienden de LaLiga. Lo han demostrado partido tras partido desde el comienzo de campaña y lo volvió a demostrar este sábado. Un bloque junto, con ayudas continuas, que sabe encerrarse y que contragolpea a las mil maravillas cada vez que puede salir desde atrás con la pelota jugada.
Ante un equipo con estas características, Koeman debería haber sacado al menos un extremo puro para abrir el campo y provocar que la encerrada defensa cadista tuviera que abrirse. La presencia de Ousmane Dembélé en la izquierda debería haber sido innegociable, pero en su lugar decidió meter a Philippe Coutinho, un perfil completamente opuesto que no generó absolutamente nada de peligro a la zaga de los andaluces.
El brasileño, incómodo en el costado, se fue hacia dentro y dejó la izquierda para las subidas de Jordi Alba. Esto provocó un embudo en el mediocampo e hizo que Frenkie de Jong, sin espacio por culpa del cambio de posición de Cou y por la presencia de Sergio Busquets, se fuera hacia arriba. El holandés fue extremo y delantero durante el primer tiempo en el que fue un desastre absoluto que hizo que el Cádiz viviera muy tranquilo durante los primeros 45 minutos.
Tras ver el desastre táctico que estaba provocando su planteamiento inicial, Koeman decidió por fin sacar a Dembélé para abrir el campo. La mera presencia del francés en banda hizo que la defensa gaditana se abriera, algo que provocó una mejor circulación del Barça y una sensación de peligro mucho mayor. Pedri, que también salió en el descanso, se puso en el doble pivote para jugar donde De Jong no supo o no pudo jugar en el primer tiempo.
Koeman hizo los cambios demasiado tarde
Pero a pesar de la mejora azulgrana, que empataron con autogol de Alcalá, el Cádiz supo volver a ponerse por delante y aguantó el resultado como pudo. El tiempo pasaba y el 2-1 seguía en el marcador, pero aún así Koeman no reaccionó hasta el 77, cuando, tarde, sacó a Miralem Pjanic y Francisco Trincao buscando la remontada. Quizás, de haber hecho esos cambios antes, el Barça podría haber hecho algo más, ya que la entrada del bosnio le dio otro aire al cansado centro del campo barcelonista. Sea como sea, al final la derrota fue inevitable en una noche para olvidar para los futbolistas y para su entrenador.