Laporta dio la sorpresa cuando poco antes del partido ante el Atlético de Madrid indicó que sin importar el resultado, el holandés seguiría estando al frente del club catalán en el banquillo, por lo que la preocupación del entrenador bajó un poco en relación a su futuro, aunque no por mucho tiempo.
Koeman sabe bien que perdió el crédito aunque lo lamentable es que lo deportivo no tiene nada que ver, la negativa viene más desde los despachos y la falsa ilusión del gran equipo que se sigue teniendo pese a lo que se ve en el campo en cada partido, aunque es cierto que también ha puesto de su parte.
Lesiones
Las lesiones juegan en su contra y por ahora la clave está en esperar a que todas las piezas estén en el lugar que deben estar. Una vez no haya bajas considerables o al menos el club tenga opciones para poder hacer alguna variante importante, el termómetro seguramente será otro y el holandés ya no tendrá tanto espacio de maniobra.
Actitud
La constante crítica a sus jugadores le ha hecho ver como un personaje lleno de excusas e incapaz de reconocer que se equivoca, algo que no gusta mucho en el fútbol y que de momento, no ha generado ninguna novedad para los culés, por lo que si la estrategia era sacudirlos para que reaccionen, sigue fallando.
Sin vestuario
Suplencias, ataques en público y replegarse atrás han sido cosas que los jugadores no quieren tolerar más y aunque siguen con su camino como profesionales a toda norma, ya no están por la labor de dejarse la vida por Koeman, dejándolo sin apoyo de forma clara y muy preocupante para su futuro.
Por ahora, habrá que esperar la decisión de la Junta Directiva, sabiendo que echar a Koeman es complicado por el finiquito que debe cobrar, lo mismo que el dinero que no existe para fichar otro técnico de nivel, aunque muchos apuntan a que lo solución podría estar en casa, además del nuevo favoritismo por Ten Hag.