El partido ante el Eibar está a tan solo horas y en Barcelona se sabe una sola cosa: hay que tomar decisiones. Tras la última jornada de LaLiga se tendrán que reunir Laporta y Koeman y bien sea para hablar sobre la próxima plantilla o para despedirse, no se puede andar con medias tintas a estas alturas del año.
El resultado de la presente campaña no es tan desalentador como se esperaba al comienzo, ya que si partimos de la lógica, Messi no estaría y por ahí el equipo tendría 30 goles menos, que sumado a lesión de Ansu Fati y los goles que han realizado los demás por asistencias o jugadas elaboradas por el argentino, tal vez ni a Europa League habría opciones.
Pero el último tramo de la temporada dejó sin opciones al club en LaLiga y una postura similar en cuanto a carácter y actitud permitió que el PSG arrollara en Camp Nou, por lo que con o sin Koeman, los cambios son urgentes, necesarios e inevitables para este equipo, de comienzo a final sin duda alguna.
Esta reunión pautada debe apuntar a esto, al cambio y sobre todo, a la decisión. Laporta no puede llegar pensando en qué decirle a Koeman porque de él depende el equilibrio que haya la próxima campaña y es cierto que las opciones no llueven, como tampoco el dinero para fichar una de esas opciones.
Por el lado de Koeman, tampoco debe haber dudas y saber que si el ciclo terminó, no hay que forzarlo, porque más allá de la directiva lo más importante es el feeling con el vestuario y solo él lo sabe, además de los jugadores, que seguramente habrán trasmitido a Laporta el mensaje a través de algún capitán.
¿Quién viene?
Otra gran pregunta. Las opciones en la mesa apuntan a Flick, que tiene un acuerdo con su selección y sería muy extraño ver que lo rompa; Klopp, que tal vez terminó su ciclo en Liverpool pero seguramente no vendría gratis; Ten Hag, que encaja a la perfección en el esquema y filosofía del club; y Xavi, que más allá de su preparación, conoce de estas situaciones como jugador.