Corría el minuto sesenta, con el FC Barcelona venciendo tres a uno al Atlético Osasuna cuando aparecía Leo Messi para colarse entre una maraña de defensores, regatearlos y poner el esférico en la misma escuadra. El astro argentino sacó un chut imparable para Sirigu.
Puso el cuatro a uno en el luminoso y, corriendo, Luis Enrique Martínez pidió a Juan Carlos Unzué el cambio inmediato. Con el duelo ya resuelto, tocaba media hora de descanso para el atacante argentino. En ese momento, el Camp Nou le dedicó su tercera gran ovación.
Con todos puestos en pie, el Estadi explotó en una increíble y atronadora ovación hacia su canterano. Cánticos de "Meeeessi, Meeeeessi" desde la granda, acompañados de múltiples aplausos para despedir a su futbolista.
Messi devolvió la ovación con aplausos
Este lo agradeció de todo corazón, sólo había que verle la cara. Dio las gracias y devolvió los aplausos con más por su parte. Finalmente llegó a la banda, chocó de manos y se abrazó con Carles Aleñá. A la perla de la cantera, por otra parte, le quedaba media hora para disfrutar.