Desde hace algunos meses, el FC Barcelona ha recuperado la solidez que le convierte en un equipo campeón, y buena parte de la culpa la tiene Ernesto Valverde. Sin pausa pero sin prisa, el técnico ha ido instaurando sus métodos y combinándolos con la filosofía del conjunto azulgrana para recuperar su mejor versión. Uno de sus grandes apoyos está en la grada del Camp Nou.
Se trata de Jon Aspiazu, su ayudante y una pieza importantísima del cuerpo técnico de la escuadra culé. El extremeño y el bilbaíno se conocieron como jugadores, pero desde que unieron sus carreras en el Bilbao Athletic, nunca se han separado. Por Espanyol, Olympiacos, Valencia, Athletic Club pasaron juntos, igual que aterrizaron en el Camp Nou.
Ambos han repetido en la Ciudad Condal una estrategia que ya pocos utilizan, y que está siendo una gran ayuda táctica para este renovado Barça. El segundo observa los partidos desde el palco, y al descanso se reúne con el entrenador para sugerir algunas correcciones. Después de charlar e intercambiar impresiones, Valverde toma las decisiones.
El Txingurri confía al máximo en su mano derecha, que también recopila información sobre los rivales y participa en la confección de los planes azulgranas. Esta es una de las claves de su éxito en el club, en el que quiere controlar hasta el más mínimo detalle. Mira, escucha, analiza, debate y actúa, y de momento nadie puede decir que no esté dando resultado.
Mucho por hacer
A pesar de que el primer tramo del curso ha dejado conclusiones muy positiva, Valverde no quiere relajaciones cuando llega la hora de la verdad. Pese a que la ventaja en LaLiga parecía dejarla resuelta en diciembre, los dos últimos empates culés han abierto alguna posibilidad para los rivales. "Esta competición habrá que sudarla", apuntó el de Viandar de la Vera. Y es que si quiere imponerse en Copa, Liga y Champions, aún quedan muchos esfuerzos por hacer.