Paulinho es un tipo honesto, sincero y con ganas de aprender. Este sábado ha atendido a 'El Periódico' y ha dado algunas confesiones duras de su carrera. La más dura, seguramente, la del racismo que sufrió hace años en su etapa en Lituania. El brasileño no lo ha pasado bien, pero eso le ha hecho más fuerte.
Su etapa en Vilnius nunca la olvidará: 'Había hasta ocho brasileños en el equipo y la ciudad, Vilnius, tiene de todo. Todo iba bien, hasta que llegaron esos episodios de racismo. ¿Qué me decían? Lo habitual en estos casos, ya lo saben. Aquello me marcó para siempre', comienza el brasileño.
'No solo me pasó a mí sino también a compañeros míos. Sufrí mucho con el racismo. Cuando me marché a Polonia me hice una promesa: 'Si me pasa aquí algo similar, cojo y vuelvo inmediatamente a Brasil'. Es inaceptable que hoy en día sucedan estas cosas. Solo pido respeto para las personas. Nada más. Respeto para todos, como yo respeto a los demás', añade serio.
Ahora es feliz en Barcelona y le hace competencia a Rakitic, aunque tuvo que convencer a Scolari: 'Era una oportunidad única. Fui muy claro con Felipao: 'Otro equipo como el Barcelona no va a venir a China. O me voy ahora o nunca más. Esto solo pasa una vez'. Él lo entendió, sabía que sería una injusticia si el club no me dejaba ir al Barça. Parecía que no se iba a hacer la operación, pero, finalmente, se concretó el último día del mercado chino.
Buen recuerdo de China
Aunque mucha gente se ría de Paulinho por su etapa en China, él no lo ve así: 'Tengo que agradecer a Felipao [Scolari] la confianza que tuvo en mí. Sabía que iba a un fútbol muy poco visto y que sería difícil volver a la seleçao. Solo quería jugar. En ese momento pensé solo en mí. No huía de Inglaterra, solo buscaba renacer como futbolista. Allí construí una historia muy bonita, ganando seis títulos y recogiendo, sobre todo, el cariño del torcedor chino'.