Además de las metas colectivas, en el FC Barcelona hay muchos objetivos individuales, y el de varios futbolistas es jugar más. Entre ellos está Javier Mascherano, que recibió la noticia de su lesión días antes de que se abrieran las oportunidades en el centro de la zaga, y ha pasado de una considerable decepción a una honorable motivación.
Está claro que cualquier problema físico es inoportuno, pero al argentino le han llegado los males en el peor momento. La prensa catalana asegura que tras conocer el alcance de sus molestias el de San Lorenzo quedó hundido, al tratarse de un compromiso en el que Argentina no se jugaba nada y sabiendo el complicado calendario culé en las semanas en las que durará su ausencia.
Cada día parece más claro que esta será la última temporada del 'Jefecito' en el Camp Nou, y no sólo su ambición le lleva a querer participar más sobre el césped, sino que en los siete años que ha sido pieza clave en el once, su compromiso ha ido intachable. Superado el golpe inicial tras su rotura, el jugador se ha puesto manos a la obra, marcándose el Clásico como fecha límite y empezando el trabajo para su recuperación.
Reparto de responsabilidades
Sin poder contar con Mascherano como principal relevo de la pareja Piqué-Umtiti -en el caso de que el recurso por la sanción del catalán no prospere-, el Barça podría pensar en Thomas Vermaelen para la peligrosa visita a Valencia, en la que se pondrá a prueba el fondo de armario de la plantilla azulgrana.
El defensa belga no está ni mucho menos amenazado, pero de su rendimiento en Mestalla podrían depender algunos movimientos en el mercado de invierno. La confianza en el central sigue intacta, pero si su actuación genera dudas, la respuesta podría estar en un fichaje para apuntalar la retaguardia barcelonista. Habrá que esperar.