Nadie comprende los últimos cambios de rumbo de Joan Laporta en su decisión sobre quién ocupará el banquillo del FC Barcelona cuando Ronald Koeman sea destituido. Cuando el fútbol europeo daba por hecho que el técnico holandés tenía las horas contadas en el banquillo del primer equipo, el presidente del club desconcertó a todos con sus declaraciones antes del partido.
Laporta afirmó ante los micrófonos de la prensa que Koeman seguiría siendo entrenador del Barcelona sin importar el resultado final ante el Atlético de Madrid, al tiempo que aseguró que el todavía entrenador culé merecía algo de crédito. Luego del desfile de nombres de posibles sustitutos, cuesta entender este súbito cambio de rumbo que podría esconder otras razones.
La negativa de los candidatos
Uno de los motivos por lo que Laporta decidió continuar con Koeman en el banquillo es, quizá que el presidente del club azulgrana aún no ha hallado un candidato que desee recalar en el Camp Nou. Marcelo Gallardo fue el último en rechazar a Laporta: “nunca se me pasó por la cabeza y no me pasará más allá de unos rumores y lo que se diga abandonar este club”, aseveró el técnico argentino sobre su posible salida de River Plate.
Recelo sobre Xavi
Laporta se muestra escéptico sobre la opción de Xavi Hernández. Su “falta de experiencia” es un lastre que genera dudas en la junta directiva. Aunque esa falta de rodaje no pareció afectar en 2008 cuando decidió tenderle la mano a Guardiola para encauzar el rumbo del equipo. Así pues, el recelo de Laporta podría apuntar hacia otra dirección: La relación entre su rival de campaña para las elecciones presidenciales, Víctor Font.
El finiquito
La economía apunta a ser una de las razones. El finiquito de Koeman ascendería a unos 12 millones de euros, una cifra que resultaría imposible de asumir para una entidad que acaba de presentar 481 millones de pérdidas y que tiene una deuda de 1.350 millones de euros. Si el Barcelona quisiera despedir a Koeman y fichar otro entrenador, sólo dispondría del 4% de su límite salarial para poder hacerlo. Es decir, el club azulgrana podría gastar 3.8 millones de euros para poder contratar un nuevo entrenador.