Sergio “el Kun” Agüero rechazó la posibilidad de llevar el 10 en su camiseta. Acababa de partir Messi, uno de sus mejores amigos tanto en el fútbol como en la vida. Había imaginado un futuro a corto plazo al lado de Messi.
Instalado aún en un piso en el distrito de Sarriá - Sant Gervasi, tenía claro que su destino final estaba en la zona de Castelldefels, que tan bien conocía por referencias y alguna que otra visita. Bien cerca de su compañero y del mar. Allí sigue, en pleno asfalto.
Con la ausencia de “La Pulga” aún presente, pero ya repuesto anímicamente del gran golpe que significó para él su sorpresiva salida, quiénes lo conocen mejor han podido contarle al diario SPORT que las dos o tres primeras noches de aquel adiós inesperado el futbolista argentino tuvo serios problemas para conciliar el sueño.
En ese momento, tuvo muchos sentimientos encontrados, pero el episodio en cuestión también le ha hecho crecer. Con su pareja, su madre y su hermano (éstos últimos suelen viajar de Barcelona a Madrid y viceversa) sigue recuperándose a buen ritmo de la lesión que le aqueja, aunque evita reuniones sociales, excepto para ir con sus allegados más cercanos a algún restaurant.
Sí, también suele salir con Sergio Busquets y Jordi Alba, a ambos los conoce por medio de Messi desde mucho antes de que tomara la decisión de fichar por el Barça. Con Messi mantiene el contacto casi a diario, muchos querrían escuchar las notas de voz de este último mes y medio, sobre todo las que se hayan enviado referentes a lo ocurrido en el partido de Brasil y Argentina.
En la actualidad
Para Agüero la vida sigue y, a diferencia de lo que afirmaron en algunos medios en su momento, jamás pensó en salir corriendo del Camp Nou tras la intempestiva salida de Messi. “Una vida de p… madre”, podrían decir algunas personas.
El atacante argentino parece estar dispuesto a darle su 100% al Barcelona. Y echarse al equipo a la espalda, claro no se atrevió a aceptar el número 10 y que solía usarlo Messi. Eso es lo que tiene valor ahora y más en este Barça en el que los números han adquirido un valor y un peso a considerar.