Cuando Ronald Koeman llegó al banquillo del FC Barcelona, después de la destitución de Quique Setién, las esperanzas estaban puestas en él para recuperar a un equipo que vivía su peor crisis. Días antes de que aterrizara en la Ciudad Condal, los culés habían sido derrotados por el Bayern Múnich en la Champions League, tras una goleada tan humillante como inolvidable.
Esa noche, después del partido en Lisboa, Gerard Piqué había dado la cara y resaltó que el Barça necesitaba muchos cambios y que ese partido, y la temporada gris de los culés, era el resultado de muchos errores que se habían cometido en el pasado. Si las eliminatorias ante la Roma y Liverpool dolieron, el partido frente a los de Hansi-Flick marcó una era en el equipo. De allí a que la directiva blaugrana decidiera destituir al técnico y darle salida a jugadores transferibles para 'reforzar' al equipo con otros fichajes.
Koeman llegó con muchas ilusiones al Camp Nou, pero de seguro no se esperaba que Lionel Messi estuviese tan decidido a abandonar el equipo. Aunque se quedó, le costó adaptarse a un club en el que no quería estar. En cualquiera de los casos, la temporada comenzó con unos partidos más que positivos en la pretemporada y dos victorias (4-0 frente al Villarreal y 0-3 ante el Celta de Vigo) que invitaban a soñar en que el holandés había dado con la 'tecla' para devolverle el brillo al equipo.
Nada más lejos de la realidad. Después del partido en Balaídos, a principios de octubre, el Barça se montó en una montaña rusa que parece no detenerse. Primero fue el empate frente al Sevilla, después las derrotas ante el Getafe y Real Madrid (con polémica, pero en fin, derrota). Mientras tanto, se maquillaba la crítica situación con goleadas en la Champions League pero, el momento del equipo era más que delicada. El principal inconveniente era que en ese momento Koeman estaba probando a Messi como 'falso nueve', cambiando el sistema de 4-3-3 a 4-2-3-1, había falta de puntería...
La falta de reacción ha sido lo más preocupante del Barça de Koeman. El equipo sólo ha remontado, esta temporada, un solo partido (frente a la Real Sociedad) y le ha costado horrores recuperarse cuando el rival anota. Se puede cuestionar la actitud de Messi, los grandes fallos de Antoine Griezmann o los errores de Clément Lenglet en el área, pero la realidad es que el entrenador es el responsable de que, en este momento, la temporada de transición del equipo asuste.
Los más jóvenes han rescatado al Barça
Sin Pedri González, Ansu Fati los jugadores '-21' la historia del FC Barcelona en este momento sería mucho más preocupante. Antes de lesionarse, Fati se había convertido en el jugador más efectivo y determinante para los culés. Muchos goles y ocasiones de peligro nacieron de sus botas y llegó a opacar a dos futbolistas consagrados, como lo son Lionel Messi o Antoine Griezmann. Pedri, por su parte, continúa demostrando porqué el Barça apuesta por él.
El grancanario, incluso ante el Eibar, donde la imagen del equipo fue más que lamentable, consiguió destacar. Es un jugador que propone, supera líneas y sabe cómo leer el juego del rival, algo que le ha convertido en uno de los mejores 'socios' de Leo Messi en el campo y, sin lugar a dudas, una de las grandes promesas en Can Barça a corto y largo plazo.