Si bien el FC Barcelona se ha visto un poco mejor que la temporada pasada gracias a los cambios estructurales impulsados por Ronald Koeman, el técnico neerlandés carga con algunas manchas en su primera temporada al mando del club, específicamente en los encuentros más importantes.
Su mayor baza para continuar al mando del banquillo sería la remontada en la Copa del Rey en las semifinales ante el Sevilla que permitió a los azulgranas acabar con la sequía de títulos que presentaban desde la temporada pasada. Sin embargo, esto no podría ser suficiente para la afición.
Uno de sus mayores tropiezos fue la caída en la final de la Supercopa de España, un torneo en el que el Barça no pudo obtener una victoria, ya que en la primera fase avanzaron por penaltis frente a la Real Sociedad con una gran actuación de Ter Stegen antes de la derrota frente a los leones en el partido decisivo.
Champions y Liga, las deudas de Koeman
En lo que respecta a la Champions, los blaugranas firmaron una actuación lamentable, que supuso su primera eliminación en los octavos de final del torneo desde hace 14 años, cuando un Liverpool para entonces dirigido por Rafa Benítez y capitaneado por Steven Gerrard impidió a los de Rijkaard seguir defendiendo el título alcanzado en París.
En LaLiga todo parecía bien encaminado, ya que el invicto en el torneo se había extendido desde el inicio del año. Sin embargo, no tardaría en llegar el primer tropiezo con un empate frente al Cádiz y las posteriores derrotas contra el Real Madrid en los Clásicos, juntando el de la primera y la segunda vuelta. A ello se suma la inexplicable derrota ante el Granada y el empate sin goles frente al Atlético, que tenía al Barça de Koeman dependiendo de otros resultados. El empate de este martes en el Ciutat de València ha sido la gota que colma el vaso... Y Koeman pende de un hilo.